En la tienda de la Basílica de Guadalupe se venden rosarios, estampitas, tazas y velas con el rostro del papa Francisco. En la misma vitrina y justo a un lado hay retratos del papa Juan Pablo II. La competencia entre Papas es notable. “La verdad se siguen vendiendo más los objetos de Juan Pablo II que los de Francisco”, reconoce Rebeca Ramírez, una de las vendedoras de la tienda.
A unas horas de que Jorge Mario Bergoglio aterrice en México en su primera visita al país, el recuerdo de Karol Wojtila, quien falleció en 2005, le sigue robando la atención de los católicos mexicanos, que representan 81% de la población, según un reporte de Pew Research.
El diario mexicano Reforma preguntó en una encuesta reciente: “¿Usted con quién se identifica más?” El 53% de las respuestas fueron en favor del papa polaco y solo el 14% le concedió su preferencia a Francisco. En sus resultados, Reforma no indica si incluyó en las opciones a Benedicto XVI, quien fue Pontífice de 2005 hasta su renuncia en 2013.
La nostalgia por las cinco visitas de Juan Pablo II a México todavía está presente. Hay calles y escuelas con su nombre en el país. Pocos creyentes han olvidado el gesto de Wojtila al aterrizar en México en 1979: besar el suelo mexicano.
En el atrio de la Basílica de Guadalupe hay una estatua de cobre de más de tres metros de altura de Juan Pablo II. Allí, Francisco celebrará el próximo sábado una misa, bajo la sombra del antiguo papa. “La gente debería de conocer al papa Francisco. Juan Pablo II se ganó a la gente con hechos, vamos a ver cómo le va a este papa”, dice Javier Macías, un aparcacoches que ha visitado el templo de la Virgen de Guadalupe antes de que se llene de gente por la visita de Francisco.
Frente a una vitrina Guillermina Pérez observa los ‘souvenirs’ de la visita del papa Francisco. “Juan Pablo II me inspiraba más sinceridad, era más cariñoso, después de él ya no siento esa emoción”, confiesa. Esta mexicana de 62 años dice que después de conocer los casos de corrupción y pederastia en la Iglesia católica se ha decepcionado de la institución, pero no deja de reconocer el trabajo de los pontífices.
La mayoría de los mexicanos sigue las visitas papales a través de la televisión. Las cadenas locales despliegan largas coberturas por tierra y aire para seguir al papa en cada uno de sus pasos por México. Ana Páramo tendrá la suerte de vivirlo. Se ha apuntado como voluntaria para formar vallas humanas durante los recorridos del papamóvil en la Ciudad de México.
Para ella cada pontífice ha dejado una huella y aunque tiene un gran recuerdo de Juan Pablo II, cree que Francisco ha sido el papa que ha roto las estructuras dentro de la Iglesia católica. “Francisco toca el corazón, habla con la verdad, nos abre la conciencia de los que somos como seres humanos. No tiene límites y respeta todas las religiones. Nos da clases de cómo ser mejores seres humanos”, explica Páramo.
Los organizadores han pedido la ayuda de voluntarios como Páramo para resguardar las rutas terrestres del papa Francisco por el país. El Episcopado mexicano estima que necesita la ayuda a 297.000 personas y en casi todas las ciudades ha conseguido asegurar a este número de voluntarios. Sin embargo, hasta hace tres días los organizadores reconocieron que faltaban 22.000 voluntarios para resguardar la ruta del papa en la Ciudad de México.
El trayecto más largo que el papa recorrerá será el viernes 12 de febrero: 19 kilómetros desde el aeropuerto hasta la Nunciatura Apostólica, al sur de la Ciudad de México, donde el pontífice pasará la noche.
Los organizadores han convocado a los habitantes de la ciudad a acercarse a la vallas con una linterna para iluminar el recorrido. Este gesto imitará el momento en el que Juan Pablo II aterrizó en México en 1999 y los mexicanos salieron con espejos a reflejar el sol como un acto de bienvenida al entonces líder de la Iglesia católica.
Fuente: El País