Nadie dijo que ser la hija de Michael Jackson fuera fácil; y, desde luego, parece que no lo es. Pongámonos en la piel de esta adolescente llamada Paris: a la pena que sin duda todavía siente por la pérdida prematura de su padre (Jackson falleció en 2009), se une el acoso que ha sufrido en el colegio, un intento de suicidio, una familia estrafalaria y un novio que quería casarse con ella para, según el clan Jackson, hacerse con el botín de la herencia. No sería extraño, por tanto, que hubiera buscado consuelo en la botella. Bueno, ella no lo ha admitido con estas palabras, pero ha usado su cuenta de Instagram para revelar que acude regularmente a sesiones de Alcohólicos Anónimos, y es de suponer que no en calidad de espectadora.
Es difícil precisar cuándo comenzaron los problemas de Paris Jackson, aunque bien pudo haber sido el día en que presenció a su padre descolgando al recién nacido Prince Michael II (uno de los dos hermanos de Paris) por la ventana de un hotel en Berlín, en 2002. Recordemos cómo eran las cosas entonces: un Michael Jackson desquiciado (cara y manos cubiertas) se paseaba por el mundo en compañía de tres niños con máscaras de carnaval veneciano que aparentemente eran sus hijos, sobre cuya fecundación planeaban todo tipo de rumores relacionados con algún tipo de inseminación en la persona de Debbie Rowe, la enfermera con la que Jackson se había casado en 1996 y con la que el cantante formó una de las parejas más raras de la historia.
Paris-Michael Katherine Jackson es la única hija del Rey del Pop, y nació en abril de 1998. Un año antes había venido al mundo Michael Joseph, al que en casa conocían como Prince. Y en 2002 nació el pequeño, al que de hecho llamaron Prince, aunque lo apodan Blanket (“Manta”). Aquí se impone un salto en el tiempo, porque tras varios años viendo confusas imágenes de los niños en compañía de su padre, en 2009 pudimos contemplarlos a cara descubierta y más crecidos en el funeral de Jackson. La imagen de Paris dirigiéndose a la concurrencia nos partió el corazón. Rodeada (escoltada cabría decir) por una miríada de tíos y tías que no paraban de manosearle el pelo, Paris dijo llorando: “Desde que nací, papá ha sido el mejor padre que uno pueda imaginar. Y sólo quiero decirle: ‘Te quiero… mucho”. Entonces se derrumbó y se arrojó a los brazos de Janet.
Parece que Paris, que tras la muerte del cantante vive bajo la custodia de su abuela Katherine y su primo TJ (hijo de Tito Jackson y excomponente del grupo infantil 3T), no ha lidiado bien con el mundo real. En 2013 (con 15 años) tuvo que ser trasladada de urgencia a un hospital después de un supuesto intento de suicidio. Se había tragado el contenido de bote de pastillas y se había hecho un corte en el brazo con un cuchillo de cocina. Poco después se supo que era víctima de bullying en el colegio, donde no tenía amigos y se sentía como una extraña. También se destapó que no era la primera vez que había intentado acabar con su vida.
Tras aquel penoso episodio el clan Jackson decidió enviarla a un internadollamado Diamond Ranch Academy, una serie de barracones diseminados en el desierto de Utah, que acoge adolescentes problemáticos o con déficit de atención. Ingresó con la idea de pasar sólo unas semanas (la tarifa mensual es de 14.000 dólares, unos 12.400 euros), pero en cuanto la reconocieron los estrictos especialistas del centro decretaron que tendría que permanecer allí varios años. Antiguos alumnos, agrupados en internet como “supervivientes de la DRA”, describen el centro como “una cárcel abusiva”.
En octubre del año pasado corrió el rumor de que se había casado con su novio, Chester Castellaw (futbolista), todo porque ella había cambiado su apellido en su cuenta de Instagram, pasando a firmar como Paris-Michael Castellaw. Ella lo desmintió enseguida: “No me he casado y no estoy embarazada”, escribió. ¿Amor verdadero? En diciembre un portavoz de la familia Jackson anunció con alivio que Paris y Chester habían roto. Al parecer, los tutores legales de la chica aprobaban el noviazgo hasta el día en que Paris, muy seria, les anunció que sí, que Chester quería casarse con ella y que no, que al chico no le importaba en absoluto la herencia multimillonaria que en pocos meses (este abril cumplirá los 18) Paris iba a pasar a disfrutar. Tras la separación, el perfil de Paris en esta red social ha recuperado el apellido Jackson.
Ahora nos sorprende con su vinculación a Alcohólicos Anónimos. Lo ha soltado como si tal cosa, al tiempo que se quejaba en Instagram de que no daba abasto a la hora de responder a todos sus fans y detractores. Y en medio de su discurso, espeta: “¿Esperáis que me pase el día sentada respondiendo los comentarios que la gente me deja (positivos y negativos)? Tengo reuniones de AA a las que acudir, obligaciones familiares y personales…”. Como siempre en estos casos aparece el fantasma del “juguete roto”, más aún con el precedente, aún fresco, de Bobbi Kristina Brown, la hija de Whitney Houston, que el pasado julio falleció con 22 años después de seis meses en coma tras haber sido encontrada en circunstancias muy parecidas a las de la muerte de su madre.
Pero, por suerte, su Instagram nos desvela cosas más agradables de ella. Es una excelente dibujante, le gusta salir a la montaña con las amigas, salpica algunas entradas con dichos budistas, es fan de Bob Marley, graba vídeos cantando canciones de los Beatles y ha subido una foto de Stevie Nicks (solista y componente de Fleetwood Mac) con la palabra “inspiración”. También toca a la guitarra versiones de Nirvana. Y cuando ha subido un vídeo de su padre se refiere a él como “my King” (“Mi Rey”).
Fuente: El País