Se escucha con fuerza «El Cielito Lindo». Las lágrimas son notorias entre algunos de los feligreses que se encuentran en el recibimiento del papa Francisco en la Nunciatura Apostólica. Hay motivo, es el último día en que estará en la Ciudad de México, el último en que dormirá en México.
El canto es unísono al ver el FIAT blanco que lo trasladó del AICM a la sede de la Nunciatura Apostólica.
No había que solicitarle se acercara, la acción fue inmediata al descender del vehículo, un encuentro con los feligreses.
Ahí, varias personas de la tercera edad aguardaban la bendición, el acercamiento con Francisco, quien le saludó y atendió sus peticiones.
De ahí, al encuentro con niños y enfermos, a los que les bendijo y algunos los besó en la frente, mientras integrantes de su comitiva entregaban un presente del Pontífice.
Fuente: Excélsior