Recientemente, el Museo del Palacio de Bellas Artes (MPBA) diseñó y puso en operación el programa Museo Cero, que contempla acciones precisas en materia de sustentabilidad ambiental, incluyendo mecanismos de reducción de consumo energético, manejo eficiente de recursos materiales y gestión de desechos. El objetivo: reducir a cero el impacto ambiental del museo, en todas sus áreas, a partir de identificar y medir con precisión dicho impacto. Con este programa el MPBA se coloca como ejemplo nacional frente a los museos de México y se une a una tendencia internacional de los museos más importantes del mundo, que asumen una nueva perspectiva de responsabilidad social en su operación y actividades de difusión y promoción del patrimonio artístico.
Los museos poseen una filosofía inherentemente orientada a la sustentabilidad, aunque, en principio, no necesariamente del medio ambiente. Se basan en la idea del patrimonio, de la existencia de objetos que poseen cualidades de trascendencia para la sociedad o sociedades, dentro de un país o incluso a nivel internacional. Esos objetos, por tanto, deben de ser preservados, para que las generaciones presentes y futuras puedan apreciarlos, aprender de ellos y con ellos.
Esto es, indudablemente, una perspectiva de sustentabilidad: una mirada que cubre el pasado, el presente y el futuro, el cuidado de lo que el pasado y el presente produce o posee, su preservación y cuidado, para las futuras generaciones. Una obra de Picasso, un ídolo mexica, por ejemplo, se rodean de un halo que los vuelve precisamente eso: patrimonio.
El MPBA ha asumido siempre esa misión respecto al arte nacional e internacional: identificar, preservar y difundir el patrimonio artístico, pero hoy amplía su visión para reconocer en el medio ambiente el patrimonio fundamental de la humanidad. Su trabajo de preservación y difusión de arte lo desarrolla a través de dos mecanismos principales: la exhibición de su colección permanente y la organización de exhibiciones temporales, con obras pertenecientes a colecciones privadas y de museos alrededor del mundo. Ambas actividades, de resultados que todos podemos disfrutar, requieren enormes recursos económicos, materiales y humanos, que —se propone hoy el Museo— deben de emplearse de una manera responsable frente al medio ambiente.
La colección permanente del MPBA se integra, entre otras piezas, por uno de los conjuntos más importantes de creaciones artísticas dentro de la historia de México, obras que son testimonio y testigo de nuestra historia, a la vez que pieza clave en la historia del arte a nivel mundial: 17 murales de artistas como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. Una variedad de tecnologías y disciplinas intervienen en la aplicación de mecanismos permanentes de restauración, preservación y exhibición de estos murales. Por otro lado, la realización de las exposiciones temporales es posibles gracias al esfuerzo de más de un ciento de personas y diversas instituciones, y la generación de desechos y el consumo de energías no renovables.
El Programa Museo Cero del Museo del Palacio de Bellas Artes surge precisamente en este contexto. Como ejemplo vale la pena referirse a la exposición En esto ver aquello. Octavio Paz y el Arte presente en el MPBA de julio del 2014 a enero de 2015. Durante la producción de la muestra, el museo logró neutralizar 100 toneladas de CO2, mediante un mecanismo compensatorio de adquisición de bonos de carbono, a través de la captación de botellas PET entre los visitantes y personal. Igualmente, se implementó un programa de capacitación a proveedores, ofreciendo al 90 por ciento de ellos información y mecanismos para identificar el impacto ambiental de sus operaciones y poner en práctica estrategias para su reducción.
Por otro lado, las estimaciones del impacto ambiental de los traslados de visitantes, desde y hacia el museo, llevaron al MPBA a establecer estrategias para la promoción de transportes alternativos, con el fin de reducir al menos en 33 kilogramos las emisiones de CO2 por persona.
El programa Museo Cero es, pues, una muestra de la congruencia del Museo del Palacio de Bellas Artes: si su misión es la preservación del patrimonio artístico para disfrute de las generaciones presentes y futuras, su labor debe pasar por garantizar, también, el patrimonio medioambiental que garantizará la calidad de vida de esas generaciones.
Fuente: La Razón