Mucha gente usa ambientadores de aire y sprays corporales, la mayoría de los cuales contiene ingredientes descritos tímidamente como «perfume».
Entre todos, acabamos teniendo un ambiente bastante perfumado, y muchas veces poco aireado. «¿Te has preguntado alguna vez qué pasa con todos estos productos químicos perfumados?», dice la doctora y periodista de la BBC, Saleyha Ahsan.
Pues parece que podrían estar haciendo reacciones químicas en el aire y creando un cóctel potencialmente peligroso.
Los niveles de compuestos químicos perfumados están regulados en el interior de los recipientes, pero lo que hacemos luego con esos productos en el hogar depende de nosotros.
El profesor Alastair Lewis, del Centro Nacional de Ciencia Atmosférica en la Universidad de York, Inglaterra, y el equipo del programa de la BBC «Trust Me, I’m a doctor» («Confía en mí, soy doctor») se propusieron hacer justamente eso.
Primero, el profesor midió los niveles de una serie de «químicos volátiles orgánicos» (VOC, por sus siglas en inglés) en seis casas modernas y similares de York, a lo largo de cinco días.
El componente químico más destacado, con más variación entre las casas, fue el limoneno, utilizado frecuentemente para dar un olor cítrico.
En las tres casas que usaron más productos de limpieza, los niveles de limoneno fueron tan altos que el profesor Lewis incluso tuvo que ajustar la sensibilidad de los monitores.
La cantidad de distintos compuestos orgánicos volátiles medida en el aire de seis casa modernas en York: el benzeno (marrón) se genera como parte de la contaminación externa provocada por los vehículos, el alfa-pineno (azul claro) es un perfume de pino utilizado en muchos productos de limpieza, y el limoneno (naranja) es una fragancia cítrica, muy usada en productos perfumados.
En tres de las casas el limoneno fue el producto con mayor presencia, en línea con la mayor cantidad de productos para la casa y velas aromáticas que utilizaron.
Esto en sí mismo no debería ser una razón para el pánico. El limoneno no es un producto químico que suponga un gran riesgo para la salud. De hecho, también se utiliza para aportar sabor a ciertos productos.
Sin embargo, una vez que se rocía en nuestras casas, no se queda en forma de limoneno por mucho tiempo.
De vuelta al laboratorio, el profesor Lewis analizó su reactividad y descubrió que al exponerse al ozono, presente en el aire que nos rodea, cada dos moléculas de limoneno podían producir una molécula de otro compuesto químico, el formaldehído.
Tener grandes cantidades de formaldehído en nuestras casas es algo totalmente distinto. Desde los años 80 se han establecido vínculos entre el formaldehído y el cáncer, y desde 2011 está clasificado como cancerígeno para los humanos.
El formaldehído está presente en algunos muebles de nuestras casas y se crea al quemar cigarrillos o por las estufas de gas. Pero dado los niveles tan elevados de limoneno descubiertos en algunas de las casas estudiadas, quisimos medir el formaldehído en ellas también.
Descubrimos una correlación con los niveles de limoneno, en concordancia con los descubrimientos del profesor Lewis.
Parece que al tiempo que disfrutamos del aroma de las velas perfumadas, los ambientadores y los productos de limpieza, podemos estar aumentando nuestra exposición a un compuesto seriamente malo.
Una solución obvia es abrir más las puertas y las ventanas, pero eso no es del todo práctico durante el invierno, y va en contra de otras medidas de eficiencia energética. Pero puede que exista una solución más ingeniosa.
Entre la gran cantidad de investigaciones realizadas sobre los compuestos químicos en el aire, hay una serie de artículos que analizan el efecto que las plantas domésticas tienen como absorbentes de la contaminación.
En el laboratorio, muchas plantas han mostrado su capacidad de absorber determinados compuestos químicos, incluido el formaldehído, pero hay muy pocos estudios que hayan intentado aplicar estas investigaciones el mundo real.
Para probar si esta solución funciona, cada casa del estudio recibió cuatro plantas especialmente elegidas durante seis semanas.
Mientras, el profesor Lewis siguió midiendo los niveles de limoneno y formaldehído.
En esas cuatro semanas, los niveles de limoneno en las seis casas aumentaron, probablemente porque fueron semanas en las que también hizo presencia el verdadero invierno.
Las puertas y ventanas se mantuvieron cerradas, y aparecieron las velas perfumadas, llevando los niveles de limoneno en una casa a los máximos nunca registrados por el profesor Lewis.
Las plantas domésticas claramente no estaban mostrando un efecto significativo sobre los niveles de limoneno. Pero luego llegaron las lecturas de formaldehído.
En las tres casas donde se midió, mientras los niveles de limoneno aumentaron, los de formaldehído descendieron.
Aunque se trata de una muestra muy pequeña, claramente sugiere que quizás las plantas ayudaron a absorber el formaldehído tóxico.
En los exámenes de laboratorio, la hiedra común (Hedera hélix) parece ser buena absorbente en general, mientras que los geranios, la lavanda y muchos helechos son especialmente buenos absorbiendo el formaldehído.
Así que quizás la mejor fragancia para la casa no es el cítrico fresco sino la lavanda natural.
Fuente: BBC