«Hubo 484 empleados que recibieron los telegramas ayer», dijo el secretario gremial de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE), Mario Muñoz, al diario La Nación en referencia a los empleados que echaron del Ministerio de Cultura, que conduce Pablo Avelluto.
A su vez, la Secretaría General de Presidencia, que depende de Fernando de Andreis, despidió a 54 personas, confirmaron fuentes en el gobierno argentino al mismo diario.
La ATE afirmó a través de redes sociales que a los trabajadores afectados se les impidió el ingreso a las diferentes entidades públicas.
«En todas las sedes están con candados las puertas. La gente del Ministerio tiene un listado y no dejan pasar a los que están en la lista», dijo la empleada de Cultura Fabiana Almeyda a radio Del Plata. Por otra parte, el jueves se conoció el despido de 47 empleados del Banco Central (BCRA) y otras 150 personas en Fabricaciones Militares, un organismo descentralizado del Ministerio de Defensa.
Alejandro Vanoli, presidente del BCRA en los últimos años de la gestión de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), denunció que los 47 despedidos en esa entidad forman parte de «una discriminación ideológica» del gobierno de Macri hacia la gestión previa.
Muchos trabajadores afirmaron ante la prensa que llevaban más de diez años trabajando en el Estado y que no son partidarios de ninguna fuerza política, ni de la actual ni de la administración anterior de Fernández de Kirchner.
Los despidos se conocen el mismo día en que está convocada la marcha de los ñoquis, como se llama a los empleados públicos que cobran por no hacer nada. Los mismos despedidos adoptaron este nombre de forma irónica para rechazar este mote descalificatorio. «Ni un despido más», es la consigna de la protesta, que además reclama la reincorporación del personal.
Desde hace varios días se está convocando por las redes sociales a una manifestación en Buenos Aires contra el Gobierno de Macri, que según estimaciones «habría despedido a más de 20 mil personas en todo el país», señaló La Nación.
Una de las protestas es convocada frente al Centro Cultural Néstor Kirchner, a metros de la Casa de Gobierno, para pedir que 600 personas recuperen sus trabajos.
Desde Calafate, en la provincia sureña de Santa Cruz la ex presidenta, Cristina Fernández recordó que “los partidos políticos son la base de la democracia y en la Argentina tienen rango constitucional”, y que no había que considerar como un insulto la estigmatización que el macrismo hace de los militantes.
«Ellos en definitiva piensan que la política es una porquería y no sirve para nada, porque no vienen de la política, vienen de las corporaciones», dijo Fernández y advirtió que «lo importante es defender el salario, el trabajo, la ley de salud mental; a las universidades, los becarios, los científicos».
Hablando con un grupo de mujeres que fue a saludarla, la ex mandataria recordó que la Asignación Universal por Hijo había sido implementada en su administración por un Decreto de Necesidad y Urgencia y que estos «son un instrumento, un bisturí: lo podés usar para operar y salvarle la vida a alguien, o lo podés usar para degollar y matar» señaló.
Fuente: L a Jornada