Según informó el Vaticano, el pontífice aprobó un milagro atribuido a la intercesión del adolescente, que ostentaba el título de beato, el penúltimo paso antes de su reconocimiento como santo de la Iglesia católica.
La aprobación tuvo lugar la víspera durante una audiencia de Jorge Mario Bergoglio con el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos del Vaticano.
Nacido en Sahuayo (Michoacán) el 28 de marzo de 1913, José Sánchez del Río fue un destacado joven católico que participó de las vanguardias locales de la Acción Católica de la Juventud Mexicano y cuando estalló la Guerra Cristera en 1926 quiso unirse a las fuerzas de la resistencia, pero su madre no se lo permitió.
Luego de una inicial negativa a su alistamiento en las fuerzas cristeras guiadas por el general Prudencio Mendoza, finalmente el joven logró ingresar en el grupo. Convenció a su madre con la frase: “Nunca ha sido tan fácil ganarse el cielo como ahora”.
El 6 de febrero de 1928, durante una batalla, el muchacho dio su caballo al general y así lo salvó, quedando él prisionero de las tropas gubernamentales.
Tras cuatro días de cautiverio, los hombres del ejército federal lo sacaron de la parroquia donde estaba preso, le cortaron las plantas de los pies y lo condujeron descalzo por las calles de Sahuayo hasta el Panteón Municipal.
Ante una tumba ya preparada fue ahorcado y acuchillado por sus verdugos, uno de ellos, Rafael Gil Martínez, alias “El Zamorano”, lo bajo del árbol y lo remató con un tiro en la sien.
Fue declarado beato junto con otros 11 mártires mexicanos el 20 de noviembre de 2005 durante una ceremonia en el Estadio Jalisco de Guadalajara presidida por el cardenal José Saraiva Martins, entonces prefecto para las Causas de los Santos del Vaticano.
Fuente: Notimex