Los artistas y el rector de la Universidad de Sonora, Heriberto Grijalva Monteverde, en representación de la maestra Zubeldía, agradecieron la distinción que recibieron de manos de la gobernadora del estado, Claudia Pavlovich, quien se dijo orgullosa de poder reconocer tres importantes trayectorias que han puesto en alto el nombre de Sonora. Incluido el maestro Ruiz, «a quien con gusto adoptamos», aseguró.
En su discurso, la mandataria estatal refrendó el interés de su gobierno por llevar el arte y la cultura todos los rincones del estado, pues es una convencida de que así fomenta una convivencia más sana y armoniosa.
Puede sonar a frase de discurso, dijo, pero en su caso es una preocupación legítima de su gobierno que busca lograr que la cultura llegue a todas las comunidades «porque el arte y la cultura sanan el espíritu y nos dan herramientas para ser creativos en otros ámbitos del quehacer productivo».
Por eso, dijo, la idea es ampliar la presencia del Festival Alfonso Ortiz Tirado (FAOT) a otras localidades para que más gente disfrute de esta fiesta de la cultura, la música y del arte del bel canto, «esta edición puedo asegurarles es el inicio de una nueva etapa, siempre podemos aspirar a hacer más cosas sin olvidar que la tradición nació aquí en Álamos, con artistas sonorenses».
Luego del protocolo, Ruiz se apoderó del escenario, donde acompañado por la Orquesta Filarmónica de Sonora, bajo la dirección de Joshua Bávaro, interpretó arias de ópera de Mozart y Bizet, pero también con un repertorio de música popular que arrancó el aplauso de la concurrencia que esta noche sí llenó el Palacio Municipal de la localidad.
«Obertura de las Bodas del Fígaro» y «Non Piu andrai», de la ópera «Las bodas el Fígaro», de Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791), «Madamina, Il catalogo e questo» y «Deh, vieni alla finestra», de «Don Giovani», también de Mozart, y «Votre Toast» (aria de Escamillo) de la ópera «Carmen», de Georges Bizet (1838-1875), integraron la primera parte, la más sobría.
Tras un breve intermedio, y luego de la interpretación de «Ol’ man River», la Canción de Joe de la comedia musical «Show Boat», de Jerome Kern (1885-1945); el ambiente se relajó. Vino entonces el repertorio popular y el público se entregó.
«Despierta negro», de la romanza de Simpson, de la zarzuela «La tabernera del puerto», de Pablo Sorozabal (1897-1988), arrancó esta parte que trajo tras de sí temas como «Rival», de Agustín Lara (1897-1970), que hizo explotar el aplauso en el patio del inmueble habilitado como foro para las galas de ópera del FAOT.
«Aquellos ojos verdes», de Nilo Menéndez (1902-1987), permitió apreciar la sutiliza que alcanza la voz de Ruiz que puede ir de la nota más suave a la más estridente.
Tocó el turno de «Así», de María Grever (1884-1951); «Negra consentida», de Joaquín Pardave (1900-1955); «El mil amores», de Cuco Sánchez (1923-2000), y para cerrar «El sueño imposible», la canción de Don Quijote, de la comedia musical «El hombre de la mancha», de Mich Leigh (1928-2014) con arreglos de Alejandro Karo.
Grandes aplausos despidieron al cantante homenajeado pero también a la Filarmónica sonorense que bajo la dirección de Joshua Bávaro lució virtuosa en todo momento. No obstante, la ovación unánime y de pie hicieron regresar al cantante quien para corresponder a la declaratoria de adopción de la gobernadora, invitó a todos a cantar con él el himno sonorense: «Sonora querida», de Adolfo Huerta.
Un gran coro entonó la pieza que despidió en definitiva a los artistas e invitó a los presentes a seguir la fiesta que continuó en el Callejón del Templo, el principal escenario al aire libre del festival, que albergaba ya a Alyosha Barreiro y el grupo Nok Niuk, con su propuesta de música electrónica y prehispánica que cautivó a una más animada concurrencia.
La edición 32 del FAOT se realiza del 22 al 30 de enero con la participación de unos 700 artistas procedentes de Cuba, Estados Unidos, España, Guatemala, Italia, Ucrania y México, que ofrecerán unos 90 espectáculos que, por primera vez, salen de Álamos y se extienden a Navojoa, Obregón, Cajeme y Hermosillo.
Fuente: Crónica