La tercera ley del físico-matemático Sir Isaac Newton dice que a toda acción corresponde una reacción de la misma magnitud pero en sentido inverso. El científico británico se refería al efecto que ejerce el movimiento de un cuerpo sobre otro. Lo que no descubrió don Newton es que su ley también aplica a los cuerpos y masas de la política.
Las rudas declaraciones del Gobernador Graco Ramírez contra aquellos que ficharon al célebre futbolista Cuauhtémoc Blanco y lo coparon aprovechando su inexperiencia política para manipularlo y de paso gobernar Cuernavaca, son reviradas con furia.
Por un lado, Federico Figueroa, señalado como vocero y miembro de la organización criminal de Los Guerreros Unidos reta al mandamás morelense. El hermano incómodo del finado Joan Sebastian niega conocer al alcalde Blanco y acusa a Graco por los efectos devastadores de una sucia campaña en su contra. Dice que desde la aparición de narco mantas con su nombre –hace casi dos años– ha sido señalado, vilipendiado y llamado a declarar en dos ocasiones por su probable relación con la banda delictiva; asegura que nada debe y nada teme. Afirma que el pleito con Graco es añejo… y totalmente personal.
Por su lado, los hermanos Yáñez –Julio César y Roberto Carlos– se engallan; advierten que los dichos de don Graco son irresponsables e indignos de un gobernador. Julio César, diputado local, afirma que a pesar de que el mandatario estatal lo vincula con Figueroa y la banda de Los Guerreros Unidos, la Procuraduría de Morelos no ha abierto expediente alguno en su contra.
Federico Figueroa carga el peso del desprestigio; los hermanos Yáñez se quitan el sambenito maldito y el gobernador Graco Ramírez, tras el impacto mediático de sus acusaciones, si bien afianza su mandato, también carga la cruz por haber lanzado la primera piedra.
Hasta ahora, el drama de las acciones y reacciones se ventila en los medios de comunicación, no en los tribunales… y las cosas van a empeorar antes de mejorar.
En Morelos la ley de Newton se ve, se siente… y está presente.
LOS REYES MAGOS: Miguel Barbosa –líder de la bancada perredista en el Senado– se viste de Baltazar; le manda decir a Melchor (Ricardo Anaya) y a Gaspar (Agustín Basave) que no se hagan gueyes; que las alianzas perrepanistas son perversas, venenosas y morbosas… y de paso le quema incienso y mirra al satanás tropical para que abandone la soberbia y acepte una humilde alianza izquierdosa que no huela a azufre. Un niño Dios llora de la risa.