En más de mil 900 metros cuadrados de exhibición, la muestra resulta un verdadero agasajo para los amantes de la pintura, pues permite apreciar el trabajo pictórico de grandes artistas europeos, mexicanos y latinoamericanos, como el francés Pierre Bonnard o el español Pablo Picasso.
El también galo Henri Matisse y los mexicanos Saturnino Herrán, Ángel Zárraga, Gerardo Murillo, David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, Germán Cueto, Remedios Varo y Roberto Montenegro, entre muchos otros.
En esta muestra se resaltan las aportaciones estéticas impulsadas por los movimientos artísticos de vanguardia que de manera simultánea y en diversas latitudes coincidieron en las mismas preocupaciones sobre el rechazo a la tradición figurativa y representación naturalista y la exaltación de la materia como condición esencial de un nuevo lenguaje pictórico.
El recorrido, en el que se muestran piezas provenientes del Museo de las Bellas Artes de Lyon, Francia, del Museo Picasso de París, del acervo del Munal, del Museo de Arte Moderno y del Tamayo Arte Contemporáneo, contempla mostrar los momentos que marcaron el inicio de nuevas exploraciones plásticas en México y Europa.
Sin dar un número exacto, personal que custodia la sala donde se presentan las obras, “Los modernos” es una las exposiciones favoritas del público, y son los fines de semana cuando mayor afluencia se registra.
La muestra se divide en nueve núcleos temáticos que no responden a un orden cronológico, sino a discursos estéticos donde se podrán observar los planteamientos compartidos o las propias discusiones en torno al rumbo de las artes plásticas que configuraron las corrientes artísticas del arte moderno.
El aporte que esta exposición realiza no sólo consiste en mostrar las afinidades estéticas entre los artistas europeos y latinoamericanos sino la exposición de facetas poco conocidas de algunos mexicanos.
Algunas de las obras que llaman la atención por su estética, son “Retrato de María Asúnsolo niña”, de David Alfaro Siqueiros; “La dádiva de Ángel Zárraga”, un óleo de gran formato en el que se expone un diálogo entre la belleza de la juventud y la decadencia de la vejez.
También “Gran fumage (Orfeo)”, del austriaco Wolfgang Paalen, uno de los grandes exponentes del surrealismo y uno de los personajes principales que consolidaron el movimiento propuesto por André Bretón.
“Niobe”, del francés André Masson, una pieza cuyos colores y forma abstracta atrapan la atención del visitante; al igual que “Pescador de Mallorca”, de Roberto Montenegro, y “Pescado sobre una placa”, de Pierre Bonnard, piezas que son un ejemplo de la simbiosis que existe entre obras europeas y mexicanas.
Fuente: Crónica