Dentro de la alimentación el zumo de naranja ocupa un lugar importante y dentro de la evidencia científica que ha estudiado sus posibles beneficios para la salud destaca su papel en la disminución de factores inflamatorios y del estrés oxidativo, mecanismos asociados a las enfermedades metabólicas y al envejecimiento.
Los polifenoles son los componentes de la naranja y de su zumo que más se han asociado con los beneficios para la salud derivados de su consumo, en concreto las flavanonas, hesperidina y naringina, que se encuentran en la parte blanca de los cítricos y que le confieren su sabor más amargo.
Según explica a Infosalus el doctor Óscar Rangel, investigador del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos de la Universidad de Granada, la relación entre la bajada de la presión arterial y el consumo de zumo de naranja está ya recogida en la literatura científica que también lo relaciona con una disminución de los mecanismos inflamatorios y de estrés oxidativo del organismo.
Son evidencias científicas estudiadas ya en modelos ‘in vitro’ y en animales que el equipo en el que se integra el Dr. Rangel ha confirmado en un estudio realizado en personas con sobrepeso y obesidad.
El investigador explica que esta población diana se eligió dado que estas personas suelen presentar alteraciones metabólicas e indicadores inflamatorios que las sitúan bajo un mayor riesgo de desarrollar síndrome metabólico, un cuadro patológico que se caracteriza por la conjunción de hipercolesterolemia, glucosa elevada e hipertensión, entre otros precursores de la enfermedad cardiovascular.
«La literatura científica existente hace referencia a las propiedades antioxidantes, antitrombóticas y antifibróticas del zumo de naranja así como a su contribución a una reducción de la mortalidad y morbilidad asociadas a las enfermedades coronarias. Se podría considerar un alimento funcional pero aún no existe evidencia científica suficiente para cumplir con los requisitos legislativos de la Unión Europea referentes al etiquetado de los alimentos funcionales», señala el doctor Rangel.
El estudio del equipo de investigación, publicado a mediados del 2015 en la revista científica internacional ‘Journal of Nutrition’, buscaba evidenciar si una mayor concentración de polifenoles en el zumo de naranja, extraídos de la parte blanca de la naranja, con respecto al zumo exprimido por los medios tradicionales, mostraba mayores beneficios en la población estudiada. Este estudio demostró que la cantidad de polifenoles contenidos en el zumo tradicional era suficiente para ejercer este efecto positivo.
Para ello, los investigadores dividieron a los participantes en el estudio en dos grupos, uno de ellos tomaría a diario 500 ml de zumo de naranja comercial obtenido por métodos tradicionales, que aportaba 303 mg/d de polifenoles, y un segundo grupo tomaría la misma cantidad de un zumo de naranja enriquecido con flavononas extraídas de la parte blanca de la fruta, que hacía que el contenido en polifenoles ingeridos fuera de 740 mg/d.
A pesar de que los resultados arrojaron datos similares en ambos grupos de participantes en los indicadores estudiados, los científicos confirmaron los beneficios del zumo de naranja sobre la reducción de la presión arterial, su capacidad antioxidante y antiinflamatoria en humanos.
Los participantes también redujeron de peso pero el Dr. Rangel advierte que este efecto colateral del tratamiento no se puede atribuir al zumo de naranja como ya otros estudios habían anticipado sino más bien al efecto en estas personas de su participación en el estudio como una iniciativa asociada al cuidado de sí mismos y a una mayor conciencia de un estilo de vida más saludable.
«La única indicación que dimos a los participantes en el estudio fue que redujeran la misma cantidad de calorías que les aportaba el zumo para no aumentar la carga calórica diaria con el consumo de los dos vasos de zumo cada día pero no les facilitamos ningún plan de alimentación específico, simplemente les facilitamos una tabla de intercambios calóricos. Sin embargo, sin duda los voluntarios fueron más cuidadosos con lo que comían y eso explicaría la pérdida de peso en ambos grupos con independencia de la cantidad de polifenoles que tomaban», señala el Dr. Rangel.
Como conclusión de este estudio, aunque cada persona presenta características únicas, por regla general el consumo de zumo de naranja puede ser adecuado siempre y cuando su ingesta no suponga un incremento de calorías ingeridas, que podría contribuir a incrementar el sobrepeso y el riesgo de sufrir síndrome metabólico.
«Un vaso de zumo de naranja al día sería lo adecuado para disfrutar de sus ventajas nutricionales. Lo ideal es consumir la fruta entera ya que así se incluye la parte blanca de la fruta que es más rica en polifenoles y además nos aporta la fibra que se pierde en el procesamiento del zumo», apunta el doctor Rangel, especialista en Nutrición.
Además, es importante que el zumo que se compre haya sido exprimido de forma reciente y conservado de forma adecuada para que mantenga la mayor cantidad posible de sus propiedades, para ello hay que acudir a los estantes refrigerados de los establecimientos y verificar en el etiquetado que no proceda de concentrados, ni mezclas con ellos, que no sea una bebida solo con sabor a naranja o que tenga azúcares añadidos.
«Es importante que el consumidor esté educado en estos aspectos porque todas estas cuestiones de procesamiento eliminan los beneficios asociados a una bebida que se vende como zumo de naranja», concluye el doctor Rangel.
Fuente: Diario informativo