“Hay que tener en cuenta que el dólar es el que más ha ganado valor y que México tiene una fuerte relación económica con Estados Unidos. Ellos tienen un fuerte apetito por cosas que se hacen en México”.
Para abundar en la explicación, el excanciller y exsecretario de Hacienda hizo una comparación casi gráfica: “A los mexicanos les quita el sueño, pero en otros lados prenden veladoras para que su moneda no se aprecie, por ejemplo en Europa o en Japón”.
La perspectiva de los inversionistas extranjeros sobre México refleja que tienen confianza, afirmó.
Entrevistado por El Economista, en Davos, argumentó sobre las ventajas relativas de México: “Las empresas globales están poniendo su dinero allí, porque ven un país con una serie de reformas ya aprobadas y en ejecución, que está creciendo en la ruta contraria a la que trae América Latina; podemos decir que México está bien preparado para enfrentar un entorno complicado”.
Lo que estamos viviendo no es una sorpresa, dijo Gurría, “había señales clarísimas desde el 2014. En la OCDE lo publicamos y hablamos de ello. Sabíamos que venía una desaceleración de China y que esto marcaría un cambio de tendencia en el precio de las materias primas. Lo que sí nos está sorprendiendo es la agudeza y la velocidad con las que están pasando las cosas”.
Lamentó que no se hayan tomado las medidas para evitar un agravamiento. En algunos países se postergaron o cancelaron reformas estructurales y ahora se están pagando las consecuencias. “México en eso es diferente a América Latina, tiene poco que ver con el barrio”.
El estancamiento de la productividad preocupa al secretario de la OCDE. “Es mundial, a donde quiera que voy lo encuentro. Está en México, en Turquía, Inglaterra y en Alemania. Un aumento de productividad permite subir sueldos y acelerar el crecimiento. Cuando no lo tienes entras en un círculo vicioso”.
Gurría descartó que la economía mundial se esté dirigiendo a un escenario como el del 2008, pues “algo se ha aprendido todo este tiempo, y es que el sistema financiero está mucho mejor regulado y mejor supervisado. No será el sistema financiero quien detone un problema de esa naturaleza”.
El crédito no fluye porque los bancos están despalancándose y el problema del endurecimiento de las condiciones financieras dificulta más la demanda de crédito, agregó.
Las empresas medianas y grandes no generan suficiente cash flow y hoy se han invertido las cosas en el desempeño económico mundial.
Fuente: El Economista