Los arqueólogos Nicolás Fuentes Hoyos y Gerardo Pedraza Rubio, pertenecientes al Proyecto Templo Mayor, dirigido por Leonardo López Luján, comentan a Crónica que la ofrenda fue depositada durante el reinado de Ahuizotl (o etapa VI), es decir, entre 1486 a 1502, justo cuando se estaba construyendo una nueva plataforma para la pirámide de mayor importancia en Tenochtitlan.
Gerardo Pedraza platica que durante la actual construcción del puente que conectará la calle de Guatemala y Argentina, él y su colega fueron los responsables de salvaguardar las escalinatas del Templo Mayor, entonces al momento de retirar materiales modernos e infraestructura urbana, identificaron cinco ofrendas, de las cuales, una –la número 167– fue la que encontraron en mejor estado de conservación.
“La ofrenda 167 es la que mayor información ha arrojado, no sólo por los artefactos que la componen sino por su ubicación. A simple vista se puede ver que está alineada con el monolito de la diosa Coyolxauhqui, porque está ubicada en ese mismo eje en una etapa constructiva posterior, lo cual es muy interesante”, señala
Fue en septiembre del año pasado, precisa Nicolás Fuentes Hoyos, cuando removieron una porción de relleno prehispánico que estaba mezclado con concreto moderno y hallaron piezas de oro, las cuales formaban una ofrenda que medía 40 centímetros de ancho por 38 de largo, misma que terminaron de trabajar a finales del año pasado.
“Encontramos 20 piezas de oro que van desde punzones de hueso cruzado, corazones humanos y orejeras y cascabeles de la diosa Coyolxauhqui. Son figuras únicas hechas en oro, nunca se habían visto esas formas, son láminas de oro que las recortaron y repujaron. Es un material que no se encuentra comúnmente en los rellenos”, destaca el arqueólogo.
Una particularidad de estos objetos, comenta, es que presentan perforaciones, es decir, en algún momento formaron parte de un collar o aplicaciones; además, las piezas están en pares: dos pares de orejeras, cuatro corazones, cuatro huesos cruzados y seis cascabeles.
Al respecto, Leonardo López Luján, comenta que el oro es un material raro en Mesoamérica, al contrario de lo que sucede en Alaska, California, Perú, Colombia y en general, en Sudamérica. “Llevamos 38 años excavando y todo el oro que ha aparecido en Templo Mayor cabe en mis manos, el peso total es de medio kilo, a diferencia de las decenas de kilos de oro que se hallan en tumbas de Sudamérica”.
Fuente: Crónica