Los bancos estadounidenses están cortando con un creciente número de clientes en México, debido a que los negocios con la frontera sur podrían no valer la pena el riesgo ante el aumento de las advertencias regulatorias, revela el diario Wall Street Journal.
En una nota publicada hoy, el diario advierte que el miedo de los bancos de Estados Unidos se debe a que las relaciones de corresponsalía están siendo utilizadas para lavar dinero ilícito. Estas corresponsalías, explica, permiten a los bancos mexicanos facilitar las transacciones transfronterizas y satisfacer a sus clientes que necesitan negociar en dólares, brindándoles acceso al sistema financiero de Estados Unidos.
Sin embargo, continúa el medio, las empresas globales que proporcionan esos servicios se han vuelto cada vez más cautelosas al momento de tratar con bancos mexicanos, así como con sus clientes, según dijeron banqueros estadounidenses y personas familiarizadas con el tema al Wall Street Journal.
Señala que estos movimiento han sido consistentes con un amplio cambio que atraviesa todo el sector, en el que los bancos de todo el mundo se están retirando de los mercados emergentes al igual que los reguladores están aumentando su escrutinio y las sanciones por posible lavado de dinero. Pues, precisa el diario, para muchos bancos el dinero que pueden ganar en esos países no vale la pena ante el costo por el cumplimiento de las sanciones si inadvertidamente pasan al otro lado de la línea.
El diario especializado en negocios y economía informa que los reguladores financieros de ese país han advertido sobre los riesgos que existen en México por lavado de activos vinculados al tráfico de drogas. Fuentes familiarizadas con las regulaciones dijeron al medio que hace más de un año una unidad del Departamento del Tesoro, la Financial Crimes Enforcement Network (FinCen), envió avisos de advertencia a los bancos alertando de los riesgos de que los cárteles de la droga estaban lavando dinero a través de cuentas de corresponsalía.
Antes de eso, la Oficina del Contralor de la Moneda (OCC, por sus siglas inglés), había enviado una nota de advertencia a algunos grandes bancos estadounidenses con respecto a sus actividades en la banca mexicana.
WSJ destaca que pese a que los reguladores han dicho constantemente que no se dirigen a los bancos para que corten lazos con países específicos o con una gran franja de clientes, las advertencias, que tenían componente no públicos y que no habían sido informados previamente, fueron interpretadas por varios bancos como una nueva señal de que hacer negocios en México es bajo su propio riesgo, según dijeron fuentes familiarizadas con el tema.
Sin embargo, dice el medio, el dolor que las firmas mexicanas están experimentado es relativamente nuevo, pues las fuentes dijeron que actualmente las restricciones están afectando bancos mexicanos de diversos tamaños, como Banco Azteca, de Grupo Elektra, y a los Grupos Financieros Banorte y Monex, así como a sus clientes.
Luis Niño de Rivera, vicepresidente de Banco Azteca, dijo al WSJ que “todo lo que se sabe es que las sanciones son grandes y los ingresos pequeños. […] Es aritmética simple: ‘Hago un millón de dólares ¿y me van a multar con un billón? No voy a hacer eso”.
Las dificultades para enviar dinero son especialmente problemáticas para los bancos mexicanos, pues el país recibió 24.4 millones de dólares en 2014, provenientes de personas que viven en Estados Unidos. A nivel mundial, México ese el cuarto mayor receptor de remesas, de acuerdo con el Banco Mundial.
El diario destaca que varios de los grandes bancos instalados en México son propiedad de bancos extranjeros que pueden utilizar sus unidades estadounidenses para compensar dólares, por lo que en gran parte no se ven afectados por los recientes movimientos. Sin embargo, los pequeños bancos mexicanos dependen de las corresponsalías.
Sin embargo, algunos pequeños bancos dijeron el medio que ese mayor escrutinio. “Han estado poniendo más requisitos para nosotros, pero eso es una cuestión de mercado, no de Monex”, dijo Patricia García, subdirectora de asuntos corporativos de Monex, quien además describió las relaciones de corresponsalía del banco como “sólidas”.
El Wall Street Journal destaca que son muchos grandes bancos estadounidenses los que están revisando sus relaciones de corresponsalía en México. Fuentes dijeron al diario que incluso están escrutando a las industrias y a los clientes con los que los bancos mexicanos están trabajando, así como los tipos de controles que tienen aquí.
Un ejemplo, dijeron personas familiarizadas con el tema al medio, es JP Morgan Chase & Co. quien durante el último año aumentó el escrutinio en sus relaciones de corresponsalía que tiene con todos los países de alto riesgo, incluyendo varios bancos mexicanos. La revisión incluyó a uno de los bancos comerciales más grandes y antiguos de México, Banorte. Donde incluso altos ejecutivos de JP Morgan han participado en la revisión.
JP Morgan finalmente decidió cortar algunas cuentas que el banco heredó durante su fusión en México debido a la preocupación por posible lavado de dinero, dijeron las fuentes.
Por otra parte, recordó que México el año pasado hizo cambios en sus leyes en materia de secreto bancario con lo que permite a sus bancos a compartir más información del cliente con los bancos estadounidenses.
El diario señaló que Asociación de Bancos de México contrató en Washington a la consultora Promontory Financial Group el año pasado para ayudar a resolver el conflicto. En tanto, grupos bancarios mexicanos también se han reunido con los legisladores de estados fronterizos, como con Henry Cuellar (representante de un distrito de Texas), así como altos funcionarios del Tesoro y de la Reserva Federal, señaló una fuente que incluso estuvo presente en la oficina del Senador Cuellar.
Daniel L. Glaser, secretario adjunto para la financiación del terrorismo del Departamento del Tesoro, dijo al Wall Street Journal, que Estados Unidos y México han “estado trabajando en estrecha colaboración para aumentar la transparencia financiera y aislar las transacciones ilícitas de nuestras economías”. Quine también señaló que los gobiernos de ambos países esperan que los bancos “gestionen su riesgo adecuadamente.”
Fuente: Sin Embargo