“Hemos decidido comprometernos hoy a candidatearnos juntos para ser sede del Mundial 2030”, anunció Macri junto a Vázquez tras una cumbre entre los dos mandatarios en Colonia del Sacramento, la ciudad uruguaya más cercana a Buenos Aires. Antes, Vázquez había anunciado otros tres acuerdos: Argentina se compromete a levantar la prohibición de transbordo de mercaderías en puertos uruguayos, Uruguay acepta explotar su gas natural en forma conjunta y ambos países trabajarán en conjunto para la supervisión medioambiental de los ríos que tienen en común.
Las relaciones bilaterales estaban en un momento pésimo y el Gobierno de Vázquez apenas disimuló su satisfacción por la derrota kirchnerista en las urnas y el cambio de rumbo en Buenos Aires. Detrás de la foto que mostraba la alianza de los gobiernos de izquierdas en las cumbres latinoamericanas, se escondían tensiones que ni el expresidente José Mujica, férreo defensor de la unidad regional, pudo resolver. Y con Vázquez enfrentado con los Kirchner desde 2005 por la instalación de una fábrica de celulosa, las cosas sólo podían empeorar.
Los uruguayos llegaban a la mesa del diálogo con Macri con una agenda que en realidad es una lista de reclamaciones. Nada más asumir, el presidente argentino levantó toda una serie de trabas al comercio que venían haciendo casi imposible que Uruguay exportara a su vecino. Sin embargo, el país rioplatense, con un mercado de 3,2 millones de habitantes y una industria casi inexistente, se veía obligado a comprar ciertos productos argentinos, que en virtud de los acuerdos de Mercosur no podría adquirir en otros lugares.
Ese desequilibrio de fuerzas, denunciado por Montevideo en las cumbres regionales, nunca fue atendido. Uruguay también espera de Macri que permita cambiar los estatutos del Mercosur para que los países que lo integran puedan hacer tratados comerciales bilaterales. Actualmente todo acuerdo debe de ser aceptado por el conjunto de los países.
Fuente: El País