Las mujeres de Arabia Saudita podían votar por primera vez el sábado en comicios municipales, además de presentarse como candidatas, en una medida que algunos activistas calificaron como un cambio históricomientras que otros señalaron como algo meramente simbólico.
La elección, que sucede a comicios en 2005 y 2011 en los que sólo participaron hombres, es para designar a los miembros de dos tercios de los consejos municipales, los cuales antes sólo tenían poderes de asesoría y que ahora tendrán un rol limitado en la toma de decisiones de los gobiernos locales.
Esta expansión de los derechos cívicos ha generado que algunos saudíes se ilusionen con que la familia gobernante Al Saud, que designa el Gobierno nacional, finalmente lleve a cabo otras reformas que permitan la apertura del sistema político.
Arabia Saudita es el único país en el cual las mujeres no pueden conducir un auto y en el que un ‘guardián’ masculino -generalmente el padre, esposo, hermano o hijo- le puede impedir a una mujer viajar al exterior, casarse, trabajar, estudiar o someterse a algunos tipos de cirugías electivas.
Bajo el reinado de Abdullah, quien murió en enero y había anunciado en 2011 que las mujeres podrían votar en esta elección, se tomaron medidas para una mayor participación pública femenina, lo que llevó a más de ellas a la universidad y alentó su búsqueda de empleo.
No obstante, mientras que el sufragio femenino en muchos otros países ha sido un movimiento transformador en pos de la igualdad de género, su impacto en Arabia Saudita probablemente sea más limitado debido a la falta generalizada de democracia y el persistente conservadurismo social.
Antes de que el rey Abdullah anunciara que las mujeres participarían en las elecciones de este año, el gran mufti del país, que es la figura religiosa de mayor rango, describió la inclusión femenina en política como «abrir la puerta al diablo».
El ritmo de la reforma social en Arabia Saudita, si bien es dictada por Al Saud en última instancia, está también fuertemente influenciada por una lucha entre conservadores y progresistas sobre cómo debería conciliar el país su tradición religiosa con los tiempos modernos.
Apenas 1.48 millones de saudíes, de una población de 20 millones se registraron para votar en la elección, incluidas 131 mil mujeres.
La gran apatía se debe en parte a unos comicios sin partidos políticos, leyes estrictas de campaña, y en el que sólo se juegan asuntos municipales.
Fuente: Excélsior