Con decenas de testimonios como estos, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) denunció ayer los “altos índices de violencia” que sufren lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en América. El informe regional, elaborado entre 2013 y 2014, retrata esta violencia como “un fenómeno social” que presenta “altos niveles de ensañamiento y crueldad” contra las víctimas. El organismo, que ha presentado también más de 100 recomendaciones para los Estados, pide que las agresiones dejen de considerarse hechos aislados.
“Muchos de los actos de violencia contra las personas LGBT, conocidos como crímenes de odio, se comprenden mejor bajo el concepto de violencia por prejuicio”, asegura el informe. Sus autores afirman que las agresiones son utilizadas para “sancionar y denigrar” a las víctimas por su orientación sexual, o su identidad o expresión de género en el caso de los transexuales. “Esta violencia tiene un impacto simbólico, ya que envía un mensaje de terror a toda la comunidad”, afirman.
Entre las agresiones y asesinatos documentados, hay varios perpetrados por fuerzas de seguridad de los Estados regionales, “incluyendo tortura, tratos inhumanos, uso excesivo de la fuerza y otras formas de abuso”. La CIDH alerta también de la incidencia de las detenciones ilegales y arbitrarias contra personas de la comunidad LGBT, y de la violencia sexual “correctiva” para sancionar y castigar a quienes desafían las definiciones tradicionales de género.
La organización alerta de que los hombres gais y las mujeres transexuales representan la mayoría de las víctimas de asesinatos y de abuso policial, mientras que las lesbianas y mujeres bisexuales padecen violencia intrafamiliar y sexual. Las mujeres transexuales, las más afectadas por la violencia policial, están atrapadas en un “ciclo de violencia, discriminación y criminalización”, según el informe.
La CIDH, con sede en Washington, denuncia asimismo que la mayoría de estas agresiones quedan impunes en un contexto en el que las víctimas tienen miedo de denunciar y las autoridades no abordan “adecuadamente” el problema. “Cuando los Estados no realizan investigaciones exhaustivas e imparciales, se genera una impunidad que envía un fuerte mensaje social de que la violencia es condonada y tolerada”, concluye la investigación.
A pesar de que el organismo reconoce que en los últimos años ha habido “avances significativos” en el reconocimiento de los derechos de la comunidad LGBT en la región, insta a los Estados a implementar cambios legislativos que ayuden a erradicar la violencia.
Fuente: El País