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Finales de alarido

Publicado por
José Cárdenas

Primero y diez

Colaboración de Bolivar Roblero 

Que ironías de la vida Sthepeh King, el amo del suspenso, uno de los escritores más prolíficos, tomó su relato, y lo tiró al bote de basura, su esposa lo rescató y con el texto en la mano, lo alentó a continuar trabajando en el texto, el cual estuvo listo y fue publicado a principios de la década de los 70, Sthepeh King, recibió por ese trabajo un anticipo de apenas 2 mil 500 dólares, era la novela “Carrie” (Extraño Presentimiento).

La novela llegó a las manos de otro genio de la narrativa, el director de cine Brian de Palma y al conjuntarse ambos trabajos dio pie a una de las más memorables cintas del thriller hollywoodense: Carrie es una de las 10 mejores películas de suspenso de la historia del cine, y constituye no solo un filme de culto del género, sino además un parteaguas en la narrativa cinematográfica.

Brian de Palma dirigió magistralmente a Sissy Spacket, Nancy Allen (quien terminaría siendo su esposa) y un joven destinado a enloquecer a la taquilla en su siguiente trabajo John Travolta, pero CARRIE se le  recuerda más por ese inesperado final el anticlímax: en un juego de perverso maquiavelismo el director nos narra la parte culminante de la película, con tragedia, muerte y destrucción y lleva al espectador al borde del asiento al final, para en un genial e inesperado remate, ofrece el último susto de la cinta, incluso cuando algunos de los asistentes se estaban ya parando de su asientos: En la escena final, Sue la única amiga de Carrie, acude al sitio  donde pereció para depositar una flor, la escena está llena de la tranquilidad que sigue  a la tormenta. Pero de Palma nos tiene reservada una sorpresa que hizo salta todos los presentes en el cine, de ahí en adelante TODAS las películas de terror buscan más o menos un anticlímax similar (vemos continuamente a los Jason, Michael Miers, Freddie Krugger y compañía, siendo abatidos para volver a atacar cuando se pensaba que ya estaban muertos – a fuerza de repetirse una y otra vez la escena ya dejó de sorprender al espectador como lo hizo de Palma en Carrie) .

Remates memorables como los que hemos estado viendo en algunos partidos de la NFL, que como dirigidos por de Palma por la forma inesperada en que terminaron: el primero de ellos el partido del morbo entre los Cuervos de Baltimore (que un tiempo fueron los Cafés de Cleveland) y los actuales Cafés (la franquicia resucitó en 1999): El lunes ambos equipos se enfrentaron en Cleveland, y con menos de dos minutos en el reloj los Cafés lograron empatar los cartones a 27 puntos, cuando el reloj estaba a punto de expirar los Cafés intentaron patear un gol de campo que les daría la victoria, sin embargo, una providencial mano defensiva de Baltimore se interpuso en el camino del balón que cayó al suelo, siendo tomado por Will Hill Profundo de Baltimore, que lo llevó hasta las diagonales de Cleveland, decretando una dolorosa derrota de 27 a 33 ante Baltimore.

¿No le gusto?, pues hubo otro aún más trepidante: el jueves pasado Detroit recibía en su campo  a unos titubeantes Empacadores, que dan unas de cal y otras de arena, esta vez ambos equipos se lucieron:  primero Detroit  poniendo un lapidario 17 a 0 en el marcador, y luego, Greenbay recuperando terreno, todo estaba listo para un final de alarido (estilo Brian de Palma) cuando faltaban menos de 2 minutos por jugarse, Empacadores logró poner los cartones 21 a 23 aún a favor de los Leones, con el tiempo agotándose, las últimas ofensivas de Greenbay no dieron resultado, el tiempo en el reloj expiraba en el mismo momento en que Rodgers lanzaba el postrer esfuerzo por anotar Davin Taylor defensa de  Detroit, roza ligeramente la careta de Rodgers y los árbitros marcan el foul: 15 yardas de castigo y por reglamento 10 segundos de vida en el reloj, con ese suspiro de tiempo, Rogers lanza un “Ave María” de 60 yardas a la zona de anotación donde 5 Empacadores y 7 Leones estaban a la caza del ovoide, a fin de cuentas fue otro Empacador,  también Rodgers, quien se quedó con el balón marcando un improbable 27 a 23 en favor de Greenbay cuando el reloj ya había  perecido de inanición, ¡que final!, solo Brian de Palma Y Stephen King combinados, hubieran podido diseñar algo más trepidante que esto. ¿No cree?

 

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Publicado por
José Cárdenas