El Senado aprobó la reforma política del DF para convertirlo en una entidad federativa que no será el estado 32 a menos que los poderes federales se trasladen a otro lugar.
El hecho histórico culmina 191 años de lucha, intensificada en los últimos 15 años.
Miguel Ángel Mancera anota un golazo… y brinca de gusto.
Pero…
“Si la pregunta es en qué mejoraremos los capitalinos, la respuesta no se hace esperar: en muy poco, por no decir nada. ¿Algo de todo esto importará a los que aquí vivimos? ¿En algo mejorará nuestra calidad de vida? ¿Habrá mayor poder para exigir un mejor ejercicio de gobierno? ¿Nuestra participación en las decisiones crecerá?”, plantea la analista María Amparo Casar.
Si bien la CDMx tendrá igualdad política con respecto al resto de la federación, con autonomía y constitución propia –tendrá la ventaja financiera de ser la única entidad del país que recibirá recursos federales para educación y salud– no es un triunfo de los defeños, chilangos o como usted quiera llamarnos; es un acuerdo político entre partidos políticos.
Algunos legisladores del PAN, PRD y PT coinciden en que la Asamblea Constituyente no será plural porque se da bajo la lógica del control político; cierra la puerta a la participación ciudadana ajena al monopolio del poder. PRI y PAN estarán sobrerrepresentados pese a ser minoría en la ciudad. Queda plasmado el miedo de la partidocracia.
La reforma tampoco nos convertirá en ciudadanos de primera. No mejorará el pacto social ni la relación entre gobernantes y gobernados. No democratizará el poder, pero sí aumentará cargos y costos a repartir; habremos de mantener la operación de 16 alcaldes –que podrían llegar a ser 20– con sus respectivas “cortes”.
La capital del país continuará vibrante por su vida social, cultural y económica, con los derechos sociales más avanzados, pero también con graves problemas de inseguridad, desorden, falta de agua, limpieza, vialidad, corrupción y exceso de asentamientos irregulares que la tienen colapsada. Agregue la falta de rendición de cuentas y discrecionalidad que han caracterizado a sus gobernantes con la complicidad de una ALDF que no se ha distinguido por su transparencia y probidad.
La Constitución la CDMx deberá quedar lista el 31 de enero de 2017, y entrar en vigor un año después.
DATO DURO: La Ciudad de México tendrá acceso a 700 millones del fondo para los municipios, hasta ahora fuera de su alcance, además de los 4 mil millones del fondo de capitalidad.