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Usan vagoneros de escudo a bebés

Publicado por
Héctor García

Los vagoneros del Metro usan a bebés como escudo para librarse de ser detenidos y presentados ante un juez calificador.

Dicha práctica ha sido retomada en su mayoría por mujeres vendedoras, aunque también hay hombres que utilizan a los infantes para evitar ser remitidos por los vigilantes. Esta situación se incrementó hace un año, cuando comenzaron los operativos para retirar a los vagoneros del Metro, aseguró Julio Pérez, jefe de estación del El Rosario, de la Línea 7.

Con él coincidió Fernando Aguilar, jefe de estación de la terminal Pantitlán, en la Línea 9, quien aseguró que en esta ruta cada día laboran más de 20 vendedores con niños en los brazos.

El director del Metro, Jorge Gaviño, indicó que, cuando detienen a una persona que lleva a un menor, prefieren no lo llevarla ante el juez para protección del pequeño.

«Los invitamos a salir porque podemos causar más problemas de los que queremos resolver», explicó.

Gabriel Rojas, director de la Asociación Educación con Niños, Niñas y Jóvenes en Situación de Calle, consideró que esta práctica es un tipo de explotación infantil.

Agregó que hace falta regulación para poder remitir a los vagoneros que usen a sus hijos como un amparo para vender dentro del Metro.

El especialista sostuvo además que las autoridades del Gobierno del Distrito Federal necesitan diseñar un lugar donde los menores de edad sean resguardados, mientras sus padres ingresan al Juzgado Cívico.

«Lo ideal es que no exista la explotación infantil, pero no se ha podido erradicar la venta informal en el Metro, de este modo se debe garantizar la seguridad de los menores mientras su familia pasa a recogerlos.

«Nosotros tenemos contacto con familias enteras que trabajan en el Metro, son casos muy específicos en el que trabaja la familia entera, desde los recién nacidos hasta los adultos mayores», dijo.

De acuerdo con Rojas, el uso de los infantes para poder vender en el Metro se ha extendido a todas las líneas de la red. Los menores son usados para pedir limosna, cantar, lustrar zapatos, vender dulces, actuar como payasos, entre otras actividades.

La práctica, sostuvo Rojas, inició hace 8 años con el ingreso de vagoneros al Metro, sin embargo, entonces los únicos que trabajaban en el vagón eran niños mayores de 8 años.

En tanto, Juan Martín Pérez, director ejecutivo de la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) señaló que el Gobierno de la Ciudad debe de dar opciones de sobrevivencia a las madres solteras que laboran en el transporte público.

«Muchas veces esas mujeres no cuentan con alternativas a los programas públicos del Gobierno y por eso cargan a su bebé para trabajar, lejos de criminalizarlas hay que ayudarlas.

«Hay que tomar en cuenta el dinero que el Gobierno invierte para pagar salarios de policías que impiden el acceso a los vagoneros, pero no se le invierte nada a la promoción de los programas sociales para mujeres que en verdad lo necesitan», dijo Pérez.

El especialista sostuvo que no se puede juzgar el hecho de que mujeres y hombres lleven consigo a sus bebés mientras trabajan.

«Muchas de estas personas no tienen seguro médico ni acceso a guardería, por eso cargan con los niños y de esa forma los cuidan al mismo tiempo», abundó.

‘No tengo dónde dejar a mi hijo’

Entre multitudes, enfrenones inesperados y el movimiento constante del vagón, Angélica Luna debe cantar en los vagones del Metro para poderse mantener y a su bebé de 3 meses.

Es madre soltera y trae a su bebé entre sus brazos mientras canta y recoge las monedas que le dan los pasajeros.

«En mi casa no lo puedo dejar, porque nadie me ayuda, mi marido me dejó cuando supo de mi embarazo y tengo que arreglármelas sola.

«Lo traigo conmigo, porque no tengo con quién dejarlo», señala Angélica.

La vagonera trabaja en la Línea 2 y debe de cantar sin perder el equilibrio, pues corre el riesgo de caer y lastimar a su hijo.

Narra que en 3 horas reúne, en promedio, 200 pesos que le sirven para alimentar a su hijo.

En la Línea 3 trabaja Germán. Él cuenta cuentos dentro de los vagones del Metro, mientras carga a su hija.

Germán usa un canguro para poder tener de frente a su pequeña mientras, con voz firme, va narrando los relatos.

Al final, pasa a recoger el dinero.

«A veces mi esposa se queda con la bebé, pero no es siempre, entre los dos nos ayudamos.

«No sé cuánto tiempo dure esto, pero para mí ha sido mejor contar cuentos que vender dulces», señala el joven de 28 años.

Durante recorridos, REFORMA constató que las líneas del Metro donde hay más infantes trabajando solos o acompañando a sus padres son la 1, 2, 3, 9  y B.

Fuente: Reforma

 

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Héctor García