Las famosas empezaron con la moda…Hoy, millones de mujeres en el mundo usan pestañas postizas para lograr una mirada más seductora, penetrante y atractiva. Pero, ¿a qué precio? Al precio de dañar la visión y de “matar” sus propias pestañas.
Así lo advierte un reciente estudio del Colegio de Oftalmólogos de Reino Unido que resalta el daño a la vista por el abuso de las extensiones de pestañas.
Están de moda, es un hecho; pero el abuso está llegando a un nivel desmesurado y a medida que esta tendencia mundial gana terreno, también aumenta la preocupación de los especialistas.
Los expertos en salud ocular advierten que los adhesivos de estas extensiones de pestañas pueden provocar alergias e infecciones. La Academia Americana de Oftalmología (American Academy of Ophthalmology, AAO) enumera entre los riesgos infecciones de córnea y de párpado, ocasionando la pérdida permanente o temporal de las pestañas naturales y provocando la hinchazón del párpado.
Y más le vale conocer la cruda realidad: lo que más daña a las pestañas verdaderas, son las pestañas de mentira. La revista «Medical Daily» lo dice muy claramente: «El peso de utilizar extensiones todo el tiempo puede causar tensión en el folículo del cabello y eventualmente hacer que se caiga y que no vuelva a crecer».
Uno de los principales culpables es el pegamento para colocarlas, ya que algunos contienen formaldehído, conocido por causar reacciones alérgicas. Además, la longitud de las extensiones es otro factor de riego al acumular mayor suciedad y bacterias.
Como con todos los tratamientos de belleza, cuando las extensiones se usan de manera puntual y correcta, ayuda a conseguir una mirada más atractiva, pero para quienes optan por tratamientos no regulados el resultado puede ser desde una inflamación a una conjuntivitis, que genera daños en la córnea, y hasta agujeros en esta última.
Debido a los riesgos que conlleva este tratamiento, en Japón se ha prohibido colocarlas sin una licencia especial. «Una persona que no está formada puede causar daños irreparables provocando al cliente una infección que puede llegar a la pérdida de visión».
Fuente: Punto Crítico