La exhibición de música clásica en tiendas comerciales (como Mixup y librerías Gandhi) enfrenta una crisis, puesto que cada vez son menos los espacios para este género musical así como su permanencia en los estantes. Esto ha llevado a algunos sellos discográficos a pensar en la posibilidad de nuevos espacios en los que puedan seguir con la venta de discos; en estos momentos se vive una simbiosis.
Sellos de música clásica internacionales como ECM Records, Decca Classics, SONY o EMI Classics son los que tienen permanencia en el mercado en tiendas como Mixup o Librerías Gandhi (sitios que albergan lugar para música clásica), pero también hay compañías mexicanas como Tempus Clásico, que todavía ocupa y pretende ocupar aún más un lugar dentro de la exhibición de este género musical en tiendas de México.
Sin embargo, factores como la venta de música en línea o la piratería son decisivos para que el tiempo de exhibición de discos de música clásica en las tiendas sea “muy básico”, al grado de que para muchos sellos ya no es negocio, pues consecuencia de estos fenómenos es el cambio de sistema en las tiendas hacia sus proveedores.
Tempus Clásico tiene en su catálogo música de ópera, contemporánea y de los siglos XIX y XX de México, además de clásicos universales, música antigua, así como guitarra fusión o tango, los cuales son distribuidos a través de su director Ranulfo Mandujano, quien desde su experiencia habla sobre el panorama de exhibición de música clásica en las tiendas del país.
“La exhibición ya es muy básica, y creo que uno de los efectos de que las cosas sean así se debe a la intromisión de la piratería en la música y en nuestras vidas, porque empezó a acostumbrar a la gente a no pagar más de 10 pesos por la música que les gusta escuchar; y hay gente que puede estar en cualquier situación pero si escucha algo y le gusta paga 10 pesos por eso”, detalla Mandujano.
Como consecuencia, explica, el fenómeno causó un impacto tal en las tiendas de discos que, frente a la disminución de sus ventas, lo primero que se sacrificó de sus productos exhibidos es la música de concierto, la cual se empieza a relegar, aunado a que históricamente es uno de los géneros menos consumidos en este tipo de establecimientos.
“Una tienda no hará mayor inversión en música clásica, pues debemos entender que ocupa un local o espacio de un centro comercial o predio, que cuesta, entonces conviene más vender aquéllos productos que a la gente sí le gustan y por eso están en carteles discos de Luis Miguel, Paulina Rubio…”, dice Mandujano.
— ¿Cómo son ahora los sistemas de distribución hacia tiendas como Mixup?
— Por ejemplo, yo distribuyo en tiendas Mixup y ahí funciona así: aunque ya cerró sus centros de distribución, ahora uno envía por paquetería, lo que significa que se paga por cada una de las tiendas a las que se envía el material; aunque algunas sucursales nos ofrecen el contacto de su distribuidor interno, lo cual es menos costoso que una paquetería y garantiza la cobertura en todas las tiendas que tiene el país, que son 51.
Otros espacios como Librerías Gandhi tienen un centro de distribución en Tlalnepantla, pero no cubren todas las tiendas y entonces las entregas tienen que ser físicas, por lo que el sello discográfico tiene que ir tienda por tienda a entregar sus productos para la exhibición y posible venta.
“Pero ahí hay otro tema, porque en mi caso hay un historial como proveedor a través del cual se me paga con cierta periodicidad; uno manda los discos y a los 30 o 60 días si no se venden se devuelve el material, lo cual ya no es negocio para un distribuidor nuevo porque al final ¿dónde está el negocio si se pagó la paquetería y se vendió incluso menos de la mitad de los discos?”
— ¿Cómo describir este proceso o cambio en la distribución que repercute en la exhibición?
— Pienso que estamos en un proceso de simbiosis, pues se necesitarían nuevos espacios en los que quizás sólo quepan las producciones de música clásica. Las tiendas como Mixup ahora se están convirtiendo en proveedores de otros servicios, pues ya no sólo hay discos y videos, ahora también se venden libros y aparatos tecnológicos, es decir, tenemos que pensar en nuevos espacios de distribución y exhibición de música clásica.
Yo pensaba que las librerías eran la alternativa, pero tampoco, porque ahí también hay prioridad por otro tipo de mercancías, ante lo cual pienso que al final todas estas tiendas se van a quedar con un catálogo básico de los clásicos, que obviamente incluirá a los grandes compositores, un poco de música de concierto, un poco de música popular mexicana y entonces habrá que acomodar lo demás en otros espacios.
Después de todo habrá gente que quiera seguir escuchando esta música, pues seguirá la lista de estudiantes de música interesados en este mercado, por lo que los espacios, se me ocurre, pueden ser las tiendas en las que se venden instrumentos musicales; en definitiva habrá que reacomodar el catálogo en otros espacios si es que desapareciera la música clásica de las tiendas.
Cambiar la cara a los discos y dejar de producirlos de la manera convencional, con una caja de cristal y con una portada que a veces no resulta ser el mejor diseño, es para Ranulfo Mandujano otra alternativa de subsistencia en el mercado y revalorización del objeto per se.
“Pienso que hay una parte noble del catálogo de música clásica que lleva a la gente a buscar además de un buen sonido, un buen producto físico. En este sentido, es importante ofrecer una buena imagen para apreciar en la portada y que atraiga más al público que ya de por sí es amante del disco como objeto de arte”, comenta Mandujano.
En este sentido, los discos de Tempus Clásico buscan un diseño acorde con la música que contiene, así como un cuadernillo en el que se habla de la música y una semblanza del músico o compositor del que trata el disco.
Por cuestiones de auditoría, las tiendas de Mixup no pueden dar detalles sobre la exhibición de los productos, ya sea a través de la tienda en general o los vendedores de piso en sus sucursales, sin embargo sucursales como Génova cuentan con ocho metros cuadrados y cinco estantes dedicados a la música clásica y de concierto.
En este espacio se puede encontrar un catálogo compuesto por música de piano, con discos de Lang Lang o de violín, en donde la tienda promociona discos de André Rieu y Davis Garrett. Asimismo, incluye discos de María Callas, Max Richter, el Coro de la Capilla Sixtina o Rolando Villazón.
También tienen como novedades el disco Serenata, de Javier Camarena, mientras que de los compositores clásicos la gente puede encontrar cajas de edición limitada que contiene toda la obra de los compositores Johann Sebastian Bach, Wolfgang Amadeus Mozart, Johannes Brahms, Ludwig van Beethoven y Piotr Ilich Chaikovski.
Estas mismas cajas se pueden encontrar en las Librerías Gandhi, en particular en las sucursales Bellas Artes y Miguel Ángel de Quevedo, donde los vendedores afirman tienen mayor venta estos productos con la música de los clásicos.
Al menos en la sucursal Bellas Artes, estas cajas tienen dos semanas de estar en exhibición y ya es la segunda ocasión que se reponen, pues en una semana se vendieron por lo menos una de cada compositor, y ahora está disponible la segunda de tres cajas que tienen por autor.
Sin embargo, Alonso Castillo, gestor de piso de video y audio de dicha sucursal comenta que ahí no sólo se venden bien los autores clásicos, sino también producciones contemporáneas, como es el caso de la música clásica contemporánea o la barroca contemporánea, en la que se le viene a la mente el nombre de Horacio Franco como el nombre más buscado y vendido en la tienda.
“Tenemos de Horacio Franco discos como Del Medioevo al Danzón (2002), Xtreme Life Concert (2008), Il Gardellino (1996) y Capella Puebla (2005), son de los más buscados por la gente que viene a la sucursal”, dijo el encargado de la zona.
Entre sus novedades, esta librería cuenta con Recitales, producción discográfica de Javier Camarena, la cual se exhibe alrededor de dos meses, tras los cuales se devuelven como mercancía no vendida, y si se llegara a terminar antes del tiempo señalado entonces llegan más discos y se extiende hasta un mes el tiempo de exhibición.
En contraste, la sucursal de Miguel Ángel de Quevedo cuenta con el doble de discos clásicos, incluyendo las cajas con las obras completas de Bach, Mozart, Beethoven… así como con mayor espacio de venta, y tiene entre sus cantantes además a Plácido Domingo, Cecilia Bartoli, Joyce DiDonato y mayores producciones de María Callas.
Alonso Castillo dice que estas dos sucursales son de las más grandes, por las zonas en las que se encuentran, pues por lo que concierne a Librerías Gandhi Bellas Artes, hay muchos estudiantes de música, cantantes y gente que trabaja en el Palacio de Bellas Artes, quienes acuden a la tienda, razón por la que hay demanda y buen flujo en la venta de discos de música clásica.
Por otra parte, señala que también es testigo de cómo llegan jóvenes a preguntar por diferentes discos del género, ya sea porque escucharon del compositor o porque quieren cambiar de género musical, en este caso pueden pedir opiniones de los vendedores de piso, quienes están capacitados para dar recomendaciones. También hay material disponible de música clásica en librerías del Sótano o Educal.
Mario Lavista es uno de los músicos mexicanos que han producido discos con Tempus Clásico, como Stabat Mater y otras obras sacras, así como la producción por primera vez en México de Gargantúa, una adaptación de textos de Francois Rabelais por Jean y Michéle Villate.
El compositor mexicano se ha preocupado por preservar la música clásica, por lo que dice es importante que las nuevas generaciones sigan produciendo discos y que haya más espacios para que puedan exhibirlos, venderlos y con ello mantener viva la producción musical de este género.
“Yo pienso que es muy importante que las nuevas generaciones tengan espacios en las tiendas de música para que puedan vender su trabajo, además de que es una oportunidad para que en México se escuchen numerosas obras de música de cámara que todavía no han sido estrenadas, son numerosos los compositores que hacen falta rescatar de este carácter de pasividad con que los hemos tratado”, señala el miembro de El Colegio Nacional.
Agrega que la tarea debe ser conjunta, los músicos deberían organizar conciertos en los que se dignifique la música clásica y las casas disqueras deberían retomarla y hacer un esfuerzo para producir estos discos que hacen falta, “porque a partir de un disco muchos músicos se podrían catapultar”.
Fuente: Crónica