París vuelve a ser escenario del horror provocado por la ira fundamentalista; por el terrorismo derivado del fanatismo religioso.
Los atentados de París significan el momento más trágico de Francia después de la Segunda Guerra Mundial.
Esta masacre del 13N fue más grave que el ataque a la revista Charlie Hebdo –ocurrido hace diez meses– por el número de víctimas contado hasta ahora, y por haber sido ejecutado de manera coordinada y sorprendente por células terroristas, no por los lobos solitarios.
La esencia de los atentados ha colocado a la sociedad francesa, a Europa y al mundo capitalista, en completo estado de shock y conmoción.
Consecuencia de los ataques en París será la prohibición del ingreso de nuevos refugiados procedentes de la zona de conflicto en Siria e Irak ante el temor de una mayor infiltración de terroristas.
Viene también un tsunami de islamofobia.
Francia entró en guerra contra el terrorismo y la violencia derivados del odio y disparados por el miedo.
EL MONJE LOCO: Fanático es quien considera que su creencia no es simplemente su derecho, sino la obligación de imponerlo a los demás. El fanático obliga a vivir a todos como el quiere, o a morir como el dice. “El fanatismo es más viejo que el Islam, el cristianismo, o el judaísmo, es más viejo que cualquier Estado, Gobierno o sistema político, más viejo que cualquier ideología o credo del mundo; es un componente siempre presente en la naturaleza humana, un gen del mal; no es privativo de una sola religión”, escribe el filósofo Amos Oz.