En memoria del Arquitecto Salvador Ascencio
El pleitazo entre Andrés Manuel López Obrador y Manlio Fabio Beltrones confronta a dos “Méxicos”. Al país del poder y los privilegios con el de quienes pretenden un cambio radical.
Vaya lío.
El astuto dueño de Morena alega que el colmilludo priista promueve una iniciativa de reforma electoral con dedicatoria. Beltrones lo niega; “se trata de una reflexión encaminada a revisar los huecos de la ley para evitar inequidad en la competencia presidencial”, explica. El tabasqueño denuncia que el PRI gana 10 a 1 a Morena en tiempos oficiales; “allá ellos si los desaprovechan”.
El encontronazo suena a todo volumen.
Andrés Manuel goza la comodidad de su posición combatiente; sacará provecho de la coyuntura. Manlio Fabio mide consecuencias y matiza su discurso; lo que hace una semana era la firme decisión de promover una contrarreforma electoral, ahora sólo convoca a una reflexión sobre equidad en la competencia política.
El eterno candidato es dinamita. Si crece en las encuestas, la guerra en su contra lo beneficia todavía más. Si le pegan, malo, si lo sueltan, peor.
EL MONJE LOCO: López Obrador condena a Arturo Núñez al infierno; afirma que el gobernador de Tabasco es un aliado de Peña, un traidor sin principios ni convicciones, que ha caído en tentaciones.