Walter Reuter (Alemania, 1906- México, 2005) siempre mantuvo la sonrisa a pesar de ser un perseguido de Adolfo Hitler y de vivir prisionero en Argelia; fue un hombre al que le gustaba tocar himnos alemanes con su inseparable armónica, era una persona que solía viajar en motocicleta y fue el fotógrafo que realizó más de 96 mil fotografías en México, las cuales hoy se resguardan en Cuernavaca, Morelos.
Crónica presenta una entrevista con Hely Reuter, hija del fotógrafo más importante del siglo XX, y con Gilberto Chen, yerno de Reuter, quienes dedican parte de su tiempo a la clasificación y digitalización de las imágenes que hizo en vida Walter y son quienes expresan su intención de vender el Archivo Walter Reuter.
“Era un hombre agradecido con la vida a pesar de todo lo que vivió: padecer la Primera Guerra Mundial de niño y que lo separaran de sus padres, no haber podido ir a la escuela, ser perseguido de Hitler, llegar a España a la Guerra Civil en la que primero luchó y luego huyó a Francia en donde lo enviaron a un campo de concentración en África”, comenta Hely Reuter.
En su casa de Cuernavaca –misma entidad donde murió Reuter–, Hely recuerda a su padre como un hombre divertido que más allá de ser su tutor, fue su amigo.
“Él era impresionante. Me decía que nunca tuvo miedo en la vida, aunque tenía 98 años si le preguntabas ¿cómo estás Walter? respondía que bien, siempre estaba bien. Era un hombre alegre, agradecido, amable con toda la gente y respetuoso, eso se ve en sus imágenes, sobre todo de indígenas, se puede ver su empatía con ellos, los respetó y quiso aprender su filosofía de vida. Siempre tenía la palabra exacta, para mí fue más mi amigo que mi papá”, expresa.
Walter Reuter nació en Berlín, Alemania, vivió las dos guerras mundiales y llegó a México en 1942 donde trabajó para las revistas Nosotros, Hoy y Siempre!, ahí plasmó su interés por los pueblos indígenas y por el arte mexicano, aunque años posteriores también fue fotógrafo de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de algunas giras del ex presidente Miguel Alemán Valdés.
—Las fotografías del archivo son a partir de 1942 hasta la muerte de Reuter, es todo lo que hizo en México y son más de 96 mil imágenes. Actualmente están catalogadas las relacionadas al tema de indígenas que son más de 8 mil, de las cuales algunas ya están escaneadas.
“Hay fotografía industrial, fotorreportajes, fotos de danza, retratos, imágenes de la ciudad de México. Hay pocas fotos de la Guerra Civil ya que todo el archivo se quedó en España porque él salió sin mucho material y, con el tiempo, los españoles pudieron ir recopilando imágenes gracias a que en la parte posterior tenían el sello de mi papá”, precisa la hija.
Hely señala que también resguardan fotos de cuando Walter fue prisionero en África. “No sé cómo le hizo para conseguir una cámara, pero lo hizo. En total son 65 fotos de su encierro en África, lugar del que salió huyendo por salvoconducto de Gilberto Bosques para subirse en un barco y llegar a México. Y con lo único que llegó fue con un rollo para revelarlo aquí, con su esposa e hijas”.
—¿Tienen apoyo institucional para la catalogación del archivo?
—Muy al principio tuvimos apoyo, en 1997 tuve como tres veces una beca del Fonca, la usamos para separar en grandes temas el archivo porque teníamos todo el material revuelto y en cajas. Entonces separamos, pusimos guardas (una especie de protector) a los negativos, sobres para las imágenes impresas y se trabajó todo lo relacionado a indígenas. En 1999 fue la última vez que pedimos un apoyo.
—¿Buscarán otro apoyo?
—No lo sé, ya me interesaría más vender el archivo porque es importante que esté en una institución. Es muy grande el acervo e implica mucho trabajo, se necesita todo un equipo de personas especializadas para terminar de catalogar, investigar y todo lo que se tiene que hacer para que el archivo pueda preservarse.
“Estoy consciente de que es un trabajo de tiempo completo y para varias personas, se necesita un espacio adecuado, una bóveda y una infraestructura para preservar un archivo con tantas imágenes”
—¿Han pensado en alguna institución para venderlo?
—En algún momento pensamos en Fundación Televisa, pero esa propuesta no caminó. Ya platicamos con el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), pero tampoco progresó, fue un proyecto formal, en la plática les contamos de qué constaba el archivo y empezamos a negociar. Eso fue hace dos o tres años.
“También hubo una propuesta con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), ellos nos buscaron pero hubo cambios administrativos y ya no se hizo nada. Hasta ahí hemos estado, no hemos buscado mucho. Creo que hay una parte de tristeza de venderlo, de deshacernos del archivo. Pero a mí me encantaría que se quedara en la UNAM y creo que a mi papá también le hubiera gustado que su trabajo se resguardara ahí”, asevera Hely.
La actual responsable del acervo platica que en la Filmoteca de la UNAM se encuentra el material cinematográfico que su padre hizo en 1950 cuando trabajó como productor y camarógrafo, etapa en la que produjo: Historia de un río, Tierra de chicle (filme que ganó la Espiga de Plata en Roma) y Raíces.
“Mi padre hizo cine 15 años de su vida, entonces todo ese material lo llevé a la Filmoteca de la UNAM, eran latas y latas, delicadas y muy peligrosas para tenerlas en casa, aparte necesitas un equipo especial para verlas”, indica.
TRIQUI. Gilberto Chen explica que en el Archivo Walter Reuter hay negativos desde 35 milímetros hasta 5×7, además de transparencias y fotografías impresas, en su mayoría blanco y negro.
—¿En qué estado de conservación se encuentran las imágenes?
—Muy pocas necesitan restauración, están bien reveladas, muy poco manipuladas y bien resguardadas. Todo lo de indígenas ya está catalogado, son más de 8 mil negativos y está clasificado por grupos sociales: triquis, nahuas de la costa, mixes y así de cada grupo.
“Muchas de las imágenes no necesitan tanta restauración salvo sus fotos favoritas que se ve que Walter no las cuidaba mucho porque están rayadas; no están dañadas por un mal químico, tampoco hay problemas de humedad ni hongos pero de repente algunas tienen rayones tremendos”, indica el también fotógrafo.
¿Cuáles eran las fotografías preferidas de Walter?, se le pregunta a Hely. Tuvo varias, por ejemplo, el carrusel de los triquis que forma parte de una serie muy bonita, son como 15 fotos y ésa fue la única que él imprimió, es una de sus fotos icónicas. Además por su relación tan íntima con los triquis, podría asegurar que era su favorita, indica.
Walter Reuter sentía un afecto especial por los triquis de Chicahuaxtla, Oaxaca, y tal era el sentimiento que Hely comenta que su padre era “medio triqui”, evidencia de ello es que parte de sus cenizas reposan en esa comunidad indígena del país.
En una entrevista publicada en el libro Autorretratos del fotoperiodismo mexicano, Reuter explica: “Tengo una foto muy interesante que logré en un pueblo triqui, en un pueblo sin dinero, muy pobre. En una ocasión había un carrusel de feria lleno de gente todo el día…ahí estaba todo el pueblo…por lo que le pregunte a una señora porqué todos querían subirse, a lo que ella me respondió: ‘Ah, señor porque el viento limpia el alma’”.
Ésa al ser una de las imágenes consentidas de Reuter, la incluía en cada exposición. “No salía de ahí, pero cuando él muere nos encontramos con maravillas que nunca mostró, inclusive imágenes que mi madre no había visto. Por ejemplo, de las que se exhiben actualmente en el Museo Archivo de la Fotografía, mi mamá sólo conoce cinco, el resto son novedosas e incluso, inéditas”.
Tanto Hely como Gilberto Chen consideran que aún falta mucho para conocer todo el acervo, por ello agradecen cada proyecto expositivo pues les sirve para revisar y explorar el archivo.
“Vimos que Walter tenía mucha foto aérea con placa, técnica difícil porque hay que ir metiendo la película y sacándola en cada toma, entonces la forma en que enfocó, considerando que iba en un avión en movimiento, habla de una mecánica muy desarrollada. De ese tipo de fotos tomó muchas, hay más de 400. Tenía una fascinación por las alturas por eso le gustaban los aviones y estar en la parte alta de los edificios”, comenta Chen.
Las primeras imágenes que Reuter hizo en México fueron de azoteas, experiencia recuperada por el autor Luis Jorge Gallegos. “Cuando llegué a la ciudad de México, alquilé un cuarto de azotea en la calle Artículo 123 número 7 en el centro de la ciudad. Lo rentaba en siete pesos al mes, sin luz, sin baño y sin nada. Empecé a trabajar y realicé mi primer reportaje, retraté las actividades de los techos, todo lo que sucedía en las azoteas”
¿Qué otras temáticas existen en el archivo? Gilberto Chen detalla que material relacionado a danza, el cual está clasificado por baile o pieza, ya que su suegro acudía mucho a las funciones del Palacio de Bellas Artes y a la zona cultural de Ciudad Universitaria.
“Lo de retratos lo tenemos bastante identificado aparece Gutierre Tibón, el Indio Fernández, Pita Amor… aunque de eso no son muchos negativos. Los fotorreportajes están un poco en montón, (aunque) sí separados por lugares o temáticas y ahí son casi 20 mil negativos”.
Walter Reuter también hizo fotografía industrial, específicamente de la construcción de presas hechas por la CFE y, hasta el momento, una de las series mejor trabajada es la historia de la Siderúrgica Lázaro Cárdenas, la cual fotografió desde su planeación hasta su inauguración en 1969, de ésa hay cerca de 8 mil negativos.
SEGUNDA MALETA. “Mi padre no era afecto a escribir, sí tengo varios documentos, por ejemplo, las cartas que recibió de su esposa y amigos cuando estuvo prisionero en Argelia, parte de eso lo mostré en La maleta del viajero por la libertad. Walter Reuter, pieza que presenté en el Festival Internacional Cervantino hace tres años, es un homenaje a mi padre con libros de artista con temas de su vida y obra”, indica la heredera.
Ahora, Hely trabaja en una segunda maleta donde contará la historia de las cámaras de su padre, el trabajo de Walter en el cine, ahondará en su árbol genealógico y en la historia con su segunda esposa (madre de Hely).
“Vivió 99 años, entonces tuvo un historia muy larga, tiene mucho que contar, la idea es terminar el equipaje de Walter, hacer un video, una exposición, un catálogo y que la segunda maleta viaje”, señala.
Para Hely, la imagen de su padre es la de un hombre alegre que tocaba la armónica, que cargaba un librito de canciones alemanas de la guerra y que le gustaba recorrer México en motocicleta.
Fuente: Crónica