Todo empieza el viernes previo al Día de Muertos, este año será el 30 de octubre. En el cementerio de la ciudad, un sacerdote lleva una ceremonia en maya llamada Ritual de los Cuatro Vientos, en la que pide permiso para que las ánimas salgan de sus tumbas. Unos minutos después comienzan a desfilar 100 niños disfrazados y maquillados de ánimas que caminan en silencio con una vela en la mano por 16 cuadras a un paso firme y lento. Esto es sólo el comienzo de lo que será una noche llena de sorpresas y creatividad hecha por el propio pueblo.
Los vecinos, universidades, instituciones o empresas medianas pueden registrarse con anticipación para poner su altar; al hacerlo, el gobierno les proporciona un tablón y cuatro sillas. Con eso, la gente hace maravillas: Afuera de sus casas colocan el tablón y lo adornan con flores, fotos y los alimentos favoritos de sus difuntos, muchos de ellos venden la comida y a otros no les interesa comerciar, sólo quieren que su altar sea el más bello del recorrido.
Fuente: National Geographic