El pasado 10 de octubre, el proyecto estadounidense Pan-STARRS (NASA) publicó el hallazgo de un nuevo objeto de nuestro Sistema Solar. Los primeros cálculos de su órbita indicaron que con gran probabilidad se trataba de un NEO (Near Earth Object, objeto cercano a la Tierra) cuyo perigeo [el punto en el cual un objeto se encuentra a su mínima distancia de la Tierra] se produciría a finales de octubre. Era necesaria la colaboración internacional para realizar un cálculo preciso de su órbita y una primera estimación de su tamaño.
El Minor Planet Center, centro mundial para la detección y seguimiento de cuerpos de nuestro Sistema Solar, publicó el objeto en la lista de NEOs por confirmar. Las observaciones no se hicieron esperar, la primera desde la Estación Óptica Terrestre OGS-ESA, en el Observatorio del Teide (Instituto de Astrofísica de Canarias, IAC). Después desde Las Cumbres Observatory, en Cerro Tololo (Chile). Siguieron más de una decena de observatorios. La colaboración internacional ha sido muy eficiente: el nuevo NEO -bautizado como 2015 TB145- ha sido observado todos los días desde su descubrimiento, gracias a esto se ha podido precisar su órbita y calcular su tamaño de forma aproximada.
2015 TB145, pasará por la vecindad de la Tierra el sábado 31 de octubre de 2015, exactamente a 486.000 kilómetros (unas 1,3 veces la distancia Tierra-Luna). La máxima cercanía se producirá a las 17h (UTC). Por ello, el mejor momento para verlo en territorio europeo será durante la noche anterior, del 30 al 31 de octubre. No es un objeto visible a simple vista, así que se necesitará un telescopio, aunque sea pequeño o unos buenos prismáticos, para observarlo. Los NEOs que se aproximan a menos de 7,5 millones de kilómetros de la Tierra -unas 19,5 distancias lunares- y cuyo tamaño excede los 100 metros de diámetro engrosan la lista de PHO (Potentially Hazardous Object, objeto potencialmente peligroso). Y 2015 TB145 con un diámetro entre 270 metros y 590 metros (estimado a partir de su brillo o magnitud absoluta, de 19,8) se ha convertido en un nuevo PHO.
Desde el punto de vista astronómico, 2015 TB145 es doblemente interesante. Por un lado, su tamaño y su acercamiento a la Tierra permitirán su caracterización morfológica. Por otro, sus parámetros orbitales son propios de los cometas. La alta inclinación de su órbita respecto al plano de la eclíptica -plano de traslación de la tierra alrededor del Sol- y un afelio (máximo alejamiento del Sol) situado más allá del cinturón principal de asteroides indican que podría tratarse de un cometa extinto. En términos astronómicos estos se conocen como ACO, Asteroid in Cometary Orbit, asteroide en órbita cometaria.
2015 TB145 podría tratarse entonces de un cometa “jubilado” que ha perdido sus volátiles y no muestra ningún tipo de actividad superficial debido a las sucesivas visitas a nuestra estrella (pasos por el perihelio que se producen cada tres años, que es la duración de su periodo orbital). Varios telescopios de los Observatorios de Canarias realizarán el seguimiento de 2015 TB145 con el objetivo de averiguar su verdadera naturaleza. A pesar de que su proximidad no entraña ninguna amenaza para la Tierra (la influencia gravitatoria del asteroide sobre la Tierra o sobre la Luna es despreciable) es muy importante catalogar y controlar todos los NEOs.
El problema, como comentaba en el blog del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC), radica en que no conocemos la totalidad de NEOs entre 500 metros y 1 kilómetro (tipo Tunguska), con capacidad de tener efectos globales en nuestro planeta en caso de impacto directo. En teoría, no tendremos una visita de un NEO similar hasta el año 2027 (7 de agosto) cuando el asteroide 1999 AN10, de un tamaño de 1 kilómetro más o menos, pasará a 1 distancia lunar. Como demuestra la aparición inesperada de 2015 TB145, es muy probable que se descubra otro NEO, con características parecidas mucho antes. El futuro es incierto.
Fuente: El País