Mientras México respira tras el paso del huracán Patricia, el resto del Pacífico saca conclusiones. La formación en apenas dos días del huracán más potente jamás registrado por el Servicio Meteorológico de EU ha venido a confirmar que el aumento de temperaturas en el Pacífico está intensificando las precipitaciones y hace prever que la temporada de lluvias conocida como El Niño puede ser la más destructiva desde hace décadas. La prensa de California, especialista en alertar del apocalipsis, lleva desde el verano inventando nombres como “El Niño Monstruo” y “El Niño Godzilla” para explicar lo que le espera a esta costa el próximo invierno. El huracán Patricia ha sido el primer ejemplo real de esta amenaza.
El fenómeno de El Niño se produce por una corriente cálida en el Pacífico a la altura de la costa de Perú que altera el clima y lleva asociadas fuertes lluvias. Expertos de la Organización Meteorológica Mundial alertaron en septiembre de que el próximo El Niño va a ser uno de los más fuertes desde 1950. La última vez que se registró un calentamiento de estas características en el Pacífico fue en 1997. En agosto, las temperaturas ya estaban entre 1,3 y 2 grados centígrados por encima de la media.
No está claro que esa haya sido la causa de la formación de Patricia, pero sí ha contribuido a que fuera tan intenso, según los meteorólogos, y es el responsable del inusual número de tormentas tropicales que ha habido en el Pacífico este año. Se han formado ocho, el doble que el último récord, según decía a National Geographic el investigador del clima Phil Klotzbach este domingo. El año del peor El Niño jamás registrado, 1997, el huracán Pauline causó estragos en Guerrero y Oaxaca, en México.
En California, las noticias se suceden desde este verano sobre el calentamiento del mar. Los surfistas aseguran que no han visto corrientes parecidas en al menos una generación. Los cada vez más frecuentes avistamientos de tiburones cerca de la costa se atribuyen a la temperatura del agua. Hace 10 días, los bañistas de Oxnard encontraron una serpiente marina muy venenosa (serpiente de vientre amarillo) cuya presencia en el sur de California ha sido atribuida también al aumento de temperaturas. No se veía esta especie en la costa desde hacía 30 años, también durante una temporada de El Niño. El fenómeno también es señalado como responsable de los altos índices de mortalidad de leones marinos en la costa este año.
En la costa de Sudamérica ya se está notando. En julio, 14 regiones de Perú fueron declaradas en emergencia. En una entrevista con EL PAÍS, el coordinador técnico de emergencias peruano consideraba que se dan las condiciones para un Niño “extraordinario”. En Chile, agosto y septiembre ha traído mucha lluvia al centro del país después de ocho años de sequía. El desierto chileno, que se convierte en atractivo turístico cuando tiene flores, muestra el mayor florecimiento de los últimos 18 años.
El último signo de preocupación lo lanzaba el pasado viernes la agencia federal de emergencias de Estados Unidos (FEMA). En una rueda de prensa uno de sus responsables, Roy Wright, recomendó a los habitantes de California que compren seguros contra inundaciones, incluso si viven en zonas alejadas de la costa.
Particularmente el sur de California está muy mal preparado para cualquier precipitación que en otro lugar se consideraría normal. En Los Ángeles, una hora de lluvia puede dejar barrios enteros sin luz y provocar grandes atascos. Al norte de la ciudad, en la entrada del desierto de Mojave, el pasado sábado una tormenta convirtió la arena del desierto en un río de barro que sepultó hasta el techo casi 200 vehículos. Los equipos de rescate encontraron un cadáver en uno de ellos varios días después.
Después de cuatro años de sequía, el sur de California no necesita lluvias torrenciales. Los medios californianos recuerdan que la temporada del invierno 1997-1998 provocó 17 muertos y 500 millones de dólares en daños. Donde es necesaria esa lluvia es el norte, que es la reserva de agua de la que bebe todo el Estado. La predicción más reciente de la administración a través del NOAA (Administración de condiciones atmosféricas y de los océanos) indicaba el pasado 15 de octubre que la posibilidad de lluvias en Los Ángeles es del 60% al 69% mientras al norte de Sacramento, donde es más necesario, es del 30% al 39%.
Fuente: El País