Rogelio Ortega ya no veía la hora; por fin entregará el cargo interino que le quitó el sueño. Los Pinos no veía la hora de sacudírselo.
El saldo del académico es de pena; se ofreció como bombero sin conocer la magnitud del incendio. Acepta que los problemas de Guerrero lo rebasaron; quedó como un inútil… ¿me estás oyendo?
Con Ortega termina el último calvario de Guerrero; entregará el poder a Héctor Astudillo quien ganó gracias a Ángel Aguirre, otro gobernador nefasto.
Por cierto, hace tres semanas, Astudillo cenaba en un restaurante de Acapulco; dos de sus escoltas fueron baleados. Aunque no haya sido un atentado directo en su contra, el ataque debe leerse como un saludo de “bienvenida” a lo más “caliente”, donde mínimo matan a tres por día.
La madre de todos los males guerrerenses es la economía; es uno de los estados más pobres y atrasados de la República; endeudado con 15 mil millones; tierra fértil para la cosecha de horrores.
¿Así, o más despacito?
EL MONJE LOCO: El pleito “chiva” trasciende fronteras. La doña Angélica Fuentes –de armas tomar– está más furiosa que el huracán Patricia; demuestra –otra vez– que no es manca, ni dejada, menos dócil. la “Reina del Gas” –no sea malpensado– con todo va contra su marido; lo acusa de crimen organizado ante una Corte de Texas –¿como si Jorge Vergara comiera en la mesa de El Chapo?–. La Fuentes es peor que la amenaza del descenso del “rebaño sagrado” a segunda. No se pierda más capítulos de estos “Desamores Perros”, telenovela “rayada” por la maldad, con final infeliz de pronóstico reservado.