China echa el freno, el precio de las materias primas cae y las economías emergentes sufren el impacto. Esa es la cadena de causas y efectos que han llevado al Fondo Monetario Internacional (FMI) a rebajar la previsión de crecimiento mundial hasta el 3,1% en 2015. Pero la directora gerente del Fondo, Christine Lagarde, se esforzó este jueves en matizar que el frenazo del gigante asiático como un episodio pasajero y manejable, “pequeños baches en el camino” hacia una economía más orientada al consumo.
El nuevo pronóstico del Fondo, difundido esta semana en Lima (Perú), donde celebra su asamblea anual, contiene una aparente contradicción que ha suscitado varias preguntas a sus representantes. Y este jueves no fue una excepción. Los expertos del FMI no han cambiado en todo el año su estimación sobre la economía china, para la que augura un avance del 6,8% este año y del 6,3% en 2016. Pero, en cada informe, ha empeorado su previsión sobre cómo afecta ese frenazo al resto de la economía mundial.
Lo acertado del pronóstico sobre cómo será la ralentización de la economía china no es baladí. El propio Fondos estima que sí acaba siendo más intensa, provocará un impacto mayor en el resto de las economías emergentes, ya sea por otra caída de las materias primas o la salida de capitales. Y eso mantendría el crecimiento mundial anclado cerca del 3% un par de años más.
La máxima responsable del organismo internacional instó a que Gobiernos, bancos centrales y supervisores incorporen en sus análisis el riesgo de condiciones externas más complicadas. También, como es habitual en las recomendaciones del Fondo que se persevere en las reformas estructurales y que se mantenga el apoyo de la política monetaria (tipos al 0%, compra de títulos de deuda en los mercados para reactivar el crédito) “en Europa y Japón”, donde agregó, “ya empiezan a registrarse aumentos en el préstamo”.
Sobre el cambio de paso de la economía china, que hace apenas una década crecía al 14% anual, Lagarde reiteró que lo considera “un buen movimiento”. “Es consecuencia de los esfuerzos por encontrar un modelo que se apoye menos en exportaciones masivas, en grandes planes de inversiones, y más en el consumo o el sector servicios”, explicó la economista y política francesa. “Habrá volatilidad, pero serán pequeños baches en el camino”, sostuvo.
Fuente: El País