La idea de que los avances tecnológicos destruyen puestos de trabajo está muy arraigada en nuestra sociedad y no precisamente desde películas como Terminator o Matrix en el que los robots nos matan a todos, sino desde los inicios de la era industrial, cuando muchas protestas acababan con la destrucción de maquinaria. Algo de lo que hoy podemos ver reminiscencias, por ejemplo en las protestas contra Uber.
Sin embargo, un estudio demuestra que la realidad es bien distinta, y que en realidad la tecnología crea más trabajos y de mayor calidad de los que ha destruido. Se trata de una investigación realizada por la consultoría Deloitte del que se hace eco The Guardian, realizado a partir de los censos de Inglaterra y Gales desde el año 1871 hasta la actualidad.
El panorama ha cambiado mucho en estos 144 años. En los años que cubre el estudio, por ejemplo, un 6,6% de los trabajadores de Inglaterra y Gales trabajaba en el sector agrario, un porcentaje que hoy ha caído hasta el 0,2%, o por ejemplo en 1901 un 0,62% de la población centraba su empleo en el lavado de ropa, en la actualidad el porcentaje es un 0,06%. ¿Las razones? La extensión del agua corriente, electricidad y la popularización de las lavadoras.
La tecnología no ha eliminado puestos de trabajo, simplemente los ha cambiado. El estudio encontró que desde 1992 hasta 2014 en número de enfermeras y auxiliares creció un 909%. Durante el mismo periodo hubo un aumento del 580% en profesores y educadores, de un 183% en en el sector del bienestar social y un 169% en cuidadores. En cuanto a las caídas, se vio un 79% en el sector textil, un 57% en mecanógrafos y un 50% en secretarias.
Igual que en la agricultura -uno de los primeros sectores que sufrió la introducción de la tecnología-, las máquinas han tomado los trabajos más repetitivos y los que requerían más trabajo físico, pero también ha facilitado el aumento de aquellos en los que el toque humano es necesario. La tecnología también ha facilitado un aumento en los empleos en los que es necesario una gran cantidad de conocimientos, como el sector de la medicina o el de la educación. Por poner un ejemplo, en 1871 en Inglaterra y Gales había 9.832 contables, mientras que 140 años después había 215.678.
Pero además la tecnología ha permitido el descenso de productos de primera necesidad como la comida, o que los coches valgan hoy la mitad que hace 25 años. Esto deja más dinero para que la gente lo gaste en su tiempo libre, creando una gran demanda en otro tipo de empleos. Por ejemplo, entre 1951 y 2011 la cantidad de gente que trabajaba como empleado en un bar de multiplicó por cuatro.Pero también la higiene personal ha mejorado con la tecnología y eso se refleja en que en 1871 hubiera un peluquero por cada 1.793 ciudadanos de Inglaterra y Gales, mientras que hoy encuentras uno por cada 287.
Es cierto que la primera impresión es que la tecnología puede destruir puestos de trabajo, pero lo cierto es que permite que el humano se centre en trabajos que se adaptan mucho mejor a sus virtudes y es difícil negar que la calidad de vida y de trabajo es mejor hoy que en 1871 -y eso que hoy las condiciones laborales no pasan por su mejor momento- y hay muchos trabajos como por ejemplo los desarrolladores de aplicaciones o los que juntamos letras en este blog que serían imposibles sin los avances de las tecnologías.
Y no hay muchas razones para pensar que esta evolución positiva seguirá en el futuro (a menos que dentro de 100 años seamos esclavos de los Cylons), se trata simplemente de adaptarse a los cambios, y si algo ha demostrado el ser humano es una gran capacidad de adaptación.
Fuente: The Guardian