La ex secretaria de Estado de Estados Unidos y aspirante demócrata la Presidencia del país Hillary Clinton comparece este jueves ante un comité especial del Congreso para abordar todo lo relacionado a su gestión sobre el ataque al consulado estadunidense en Bengasi (Libia) en 2012.
Clinton ha sido objeto de numerosas acusaciones desde que ocurriera el atentado en el país africano, en el que murió el entonces embajador estadunidense en Libia, Chris Stevens, y otros tres funcionarios del Gobierno.
La Administración Obama defendió en un principio que el ataque se había producido como parte de la ola de protestas en varios países musulmanes contra un video realizado en Estados Unidos y publicado en internet en el que se satirizaban la figura del profeta fundador del islam, Mahoma, aunque finalmente reconoció que había sido un ataque orquestado previamente.
Además de las suspicacias levantadas por la oposición republicana sobre la gestión de la crisis por parte de la entonces secretaria de Estado, que ocupó ese cargo de 2009 a 2013, los conservadores han endurecido sus críticas después de que hace unos meses se descubriera que Clinton usaba una cuenta de correo privada para cuestiones de Gobierno.
Aunque el presidente del citado comité, el republicano Trey Gowdy, pidió que la ex secretaria de Estado testificara sobre su correo electrónico y el caso de Bengasi en dos audiencias separadas, el abogado de Clinton, David Kendall, informó a los legisladores que la aspirante a la Casa Blanca solo comparecerá una vez, mañana.
Clinton reconoció en marzo pasado que habría sido “más inteligente” usar una cuenta de correo electrónico oficial, y aseguró que únicamente borró los mensajes que contenían comunicaciones personales y no los relacionados con su trabajo al frente de la diplomacia estadunidense.
Tras descubrirse el uso irregular de sus comunicaciones, la también ex primera dama entregó 55.000 páginas de correos electrónicos de esa etapa al Departamento de Estado, de las cuales ya se han publicado varios miles tras la revisión de los diplomáticos para no revelar ningún dato clasificado.
La polémica sobre Bengasi se ha ido prolongando con los años, especialmente a manos de los republicanos, quienes reiteran que el Gobierno oculta lo ocurrido verdaderamente durante el ataque.
Clinton testificó ya en el Capitolio durante sus últimos días al frente del Departamento de Estado, e incluso asumió la responsabilidad sobre lo ocurrido y se comprometió a mejorar la protección de los diplomáticos estadunidenses en el extranjero.
Una de las acusaciones más potentes formuladas por el Partido Republicano fue que Clinton ordenó la retirada de un equipo de seguridad estadunidense en Trípoli cuando iba a viajar a Bengasi para rescatar a los funcionarios que estaban en peligro.
La ex secretaria de Estado, sin embargo, negó rotundamente las acusaciones y un informe del Comité de Servicios Armados del Senado en 2014 halló que no se emitió dicha orden.
Los republicanos también han exigido detalles sobre qué estaba haciendo exactamente esa noche el presidente de EU, el demócrata Barack Obama, así como los militares que no estaban en activo entonces, pero sí en los alrededores de la ciudad libia.
Los conservadores no se dieron por satisfechos ante las pruebas aportadas por el Gobierno, sobre todo a medida que se aproximaba el anuncio de la candidatura de Clinton a la Casa Blanca, ante lo que el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, ordenó la creación de un comité especial para abordar el asunto el año pasado.
De este modo, los conservadores han logrado que la polémica sobre Bengasi haya sido una de las principales debilidades de la campaña de Clinton de cara a las elecciones presidenciales de 2016, aunque no lo suficiente como para evitar que siga siendo la favorita en las encuestas.
La comparecencia de este jueves, que podría prolongarse durante todo el día, será pública y devolverá el asunto a la primera línea de la campaña electoral.
Fuente: Vanguardia