Por GABRIEL CASILLAS | Perspectiva Global
Como comenté que en este espacio la semana pasada, este fin de semana se llevó a cabo la reunión anual de otoño del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) en Lima, Perú. Quiero destacar que nos encontramos en un momento histórico. El mundo se encuentra experimentando uno de los momentos más importantes de la historia contemporánea. Han pasado ya siete años desde que inició la crisis financiera global más profunda desde la gran depresión de 1929 y todavía no está claro si el episodio de crisis está por terminar o la denominada “nueva normal” será simplemente crecer a tasas menores –implicando niveles bajos de tasa de interés por un largo periodo de tiempo-, o peor aún, la economía global podría estar acercándose a otra recesión. Nos encontramos en un momento en el que varias teorías contratantes se encuentran convergiendo, en donde no sabemos cuál es la correcta y por lo tanto, tampoco cuáles son las medidas adecuadas de política económica que se necesitan instrumentar. ¿Nos encontramos en un mundo a la Rogoff y Reinhart (This time is different, 2009) en donde les toma más tiempo a las economías salir de la crisis económica cuando éstas vienen acompañadas de una crisis bancaria? O ¿El mundo está experimentando un “estancamiento secular” en el sentido de Summers y Gordon, en donde el estado actual de la demografía y la productividad provocarán que los países desarrollados crezcan a menores tasas hacia delante? o ¿El mundo se encuentra experimentando una combinación de estos dos fenómenos y está cerca de entrar en un episodio de contracción del ciclo? Este es el mundo en el que vivimos hoy en día y es por ello que radica la importancia de poner atención a las discusiones que se llevaron a cabo en esta asamblea anual del FMI/BM, para evaluar la situación de la economía mundial y qué esperar hacia delante.
Los dos temas que a mi parecer dominaron la agenda -siempre alrededor del gran tema que comenté en el párrafo anterior-, fueron: (1) El inicio potencial del proceso de normalización de tasas de interés en EU; y (2) la transición estructural en China. Como algunos oradores participantes lo comentaron, la aparentemente inminente subida de tasas de interés del Banco de la Reserva Federal de EU (Fed) está teniendo un impacto en la cuenta de capitales de varios países, mientras que el rebalanceo de las fuentes de crecimiento de China, de inversión y exportaciones hacia consumo privado –que ya ha provocado menores tasas de crecimiento-, está teniendo efectos en la cuenta corriente de una gran cantidad de economías. Ambos eventos se están propagando por tres canales de transmisión: (1) Fortaleza del dólar; (2) mayores tasas de interés; y (3) menores precios de las materias primas (commodities). Por una parte, esta parece ser una combinación particularmente tóxica para los países emergentes. No obstante lo anterior, afortunadamente la percepción generalizada es que la mayoría de las economías emergentes están preparadas para enfrentar los riesgos anteriormente mencionados. Esto se debe principalmente a las modificaciones que llevaron a cabo las autoridades de los países emergentes que experimentaron crisis en los noventas, en donde optaron por regímenes de tipo de cambio más flexibles, lograron una menor dominancia fiscal, disminuyeron los niveles de deuda externa y acumularon altos niveles de reservas internacionales. Debido a esto, en el balance de riesgos, los participantes de los mercados están más enfocados en la deuda corporativa de países emergentes, particularmente de empresas que no tienen flujos naturales en moneda extranjera, así como los que no tienen ningún tipo de cobertura cambiaria.
En mi opinión, las conclusiones principales de la reunión fueron: (1) No está claro si el mundo está en un «estancamiento secular» o a punto de salir de una crisis económico-financiera. Sin embargo, dada la experiencia de México en 1994 que enfrentó una crisis económica y financiera al mismo tiempo, considero que la economía donde inició la última gran crisis (Estados Unidos) ya está saliendo de la misma; (2) la mayoría considera el Fed subirá las tasas de interés este diciembre, sobre todo por la convicción que han mostrado varios miembros del Comité de Operaciones de Mercado Abierto del Fed (FOMC) sobre el tema; (3) no hay duda de que China se está desacelerando, la cuestión es si el gobierno podrá continuar con la transición de una economía basada en la inversión y las exportaciones, a una que se fundamente en el consumo privado, sin sacrificar mucho el crecimiento de dicho país y los posibles errores de política económica que pueden cometer las autoridades; (4) existen preocupaciones sobre los niveles de deuda corporativa en economías emergentes; y (5) México sigue siendo la mejor economía emergente debido a sus sólidos fundamentos macroeconómicos, así como la agenda de reformas estructurales recientemente aprobada y la economía que más se va a beneficiar de la continuación de la recuperación en Estados Unidos.
El autor es economista en jefe de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan en el artículo no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, por lo que son responsabilidad absoluta del autor.
Twitter: @G_Casillas