No ha pasado ni una semana desde que el Parlamento alemán endureciera las normas de asilo, y el Gobierno de Angela Merkel ya planea otras medidas para agilizar la repatriación de los solicitantes que no tengan derecho a asilo. Hasta ahora, el porcentaje de devolución en Alemania es de los más bajos de la Unión Europea. Y el país está decidido a agilizar este proceso. Las nuevas medidas que planea el Gobierno incluyen, si es necesario, utilizar aviones y pilotos militares.
La canciller Angela Merkel, en una situación política delicadísima por la oleada migratoria, insiste en que Alemania debe centrarse en ofrecer asilo a aquellos que huyen de la guerra y la persecución política, pero no a los que llegan por motivos económicos. “Si esta es la única razón para estar aquí, entonces tendremos que decir a esa gente más enérgicamente aún: tenéis que volver a vuestro hogar”, dijo el miércoles en un acto del sindicato IG Metall celebrado en Fráncfort.
El Gobierno planea varias medidas para agilizar la devolución de personas. Según explicó el portavoz de Merkel, se priorizarán los viajes de repatriación a través de compañías aéreas civiles, pero si es necesario usarán también aviones militares. Salía así al paso de una información publicada por el diario Bild, que aseguraba que el Gobierno planea usar los aviones Transall.
Las autoridades alemanas quieren además evitar que los rechazados traten de esquivar la orden de expulsión, por lo que no se les convocará en un día y lugar determinado para devolverlos a sus países, sino que se procederá directamente. Y además dejará de respetarse el parón de devoluciones que se hacía tradicionalmente durante el invierno.
Queda aún por decidir la iniciativa más controvertida: la creación en la frontera de las denominadas “zonas de tránsito”, centros en los que se alojaría a los refugiados, y de los que serían devueltos directamente si su petición fuera rechazada. Se trata de una idea propuesta en un primer momento por los socialcristianos bávaros de la CSU, que se han convertido en los mayores opositores de su teórica aliada Merkel, y ha sido asumida por los democristianos de la CDU. Pero topa con el rechazo de los socios de Gobierno socialdemócratas y con las dudas sobre su encaje jurídico.
Merkel busca a la desesperada medidas para solucionar la crisis migratoria que este año podría disparar el número de llegadas hasta un millón. Uno de los campos de batalla a los que se enfrenta la canciller son las devoluciones, hasta ahora muy ralentizadas por la burocracia y las resistencias de los afectados. Los Estados federados tenían registrados a finales de septiembre un total de 193.000 personas sin motivo legal para estar en el país; y habían expulsado en los ocho primeros meses del año a 11.500. La mayoría proceden de los Balcanes, zona que Alemania considera “segura”, por lo que no considera necesario ofrecer a sus ciudadanos el asilo político.
Una encuesta realizada por el instituto demoscópico Allensbach muestra hasta qué punto la crisis migratoria se ha convertido en el monotema que ocupa la agenda política y preocupa a prácticamente todo el país. Un 54% de los encuestados admiten estar “muy preocupados” por la llegada masiva de refugiados, 14 puntos más que el pasado mes de agosto. Los que dicen estar “algo preocupados” han pasado del 45% al 38%.
Y una clara mayoría de los consultados defienden establecer un límite a partir del cual no se admita a más refugiados, una petición que la canciller Merkel rechaza con el argumento de que el derecho al asilo, recogido en la Constitución, no contempla topes numéricos.
Fuente: El País