Cuando el mundo habla de migración, México sigue sin darle el lugar que le corresponde y se opta por darle relevancia al populismo.
El cambio de titular en Relaciones Exteriores no modificó la actuación del gobierno: en momentos que ha requerido determinación y firmeza la reacción ha sido pusilánime y hasta decepcionante. El asesinato de ocho mexicanos en Egipto y las diatribas de Donald Trump exigían posiciones de Estado, no las hubo. A pesar de estar en todas partes, el tema de la migración sigue sin ocupar el lugar que le corresponde en la agenda exterior de Enrique Peña Nieto. La reciente oportunidad fue el discurso ruso ante la Asamblea de las Naciones Unidas: el presidente le dio mayor relevancia al populismo cuando el mundo habla de migración. Barack Obama se ocupó del tema, Vladimir Putin hizo su parte; era previsible.
El de la migración es el tema de hoy, tanto así que ocupó un espacio preponderante en los discursos del papa Francisco durante su gira por Cuba y Estados Unidos.
Desde hace tiempo los desplazamientos humanos se convirtieron en uno de los principales dolores de cabeza de la comunidad internacional, en especial de los líderes europeos.
Para México el tema migratorio es fundamental; difícilmente habrá en el mundo otra nación que tenga más de 12 millones de connacionales que han dejado sus lugares de origen por falta de oportunidades.
Con una ventaja adicional, los mexicanos han aportado a Estados Unidos grandes esfuerzos en la construcción de pueblos y ciudades, son los brazos que sostienen la producción del campo en varios estados; sí, también hay los que han ido a delinquir, pero son una minoría.
Los excesos de Donald Trump y la secuela que ha originado en la campaña republicana no han motivado una reacción consistente del gobierno, a pesar de que contaría con toda la simpatía del gobierno de Obama.
En el caso de Egipto se debe reconocer la atención a las víctimas, pero no se ha escuchado una protesta al menos similar a la del canciller egipcio, quien desató una grosera declaración en lugar de ofrecer un mensaje de comprensión. Por cierto, tampoco se trata de caer en extremos como romper relaciones diplomáticas.
Trasladar el tema del populismo del mensaje del tercer informe a la ONU es totalmente desafortunado, ¿en serio nadie alertó al presidente que de se iba a traducir, otra vez, como un mensaje contra López Obrador?
Si subirse al tren de los derechos humanos era de grave riesgo por Ayotzinapa y Tlatlaya, como se pudo observar con las protestas con que recibieron algunos activistas a Enrique Peña Nieto. ¿En algún momento valoraron que el presidente no participara este año en la asamblea? Hagan cuentas y una lista de los mandatarios más criticados, seguramente verán que el presidente de México está en el top 10.
El atorón con el MULTILATERALISMO al final de cuentas pasa al anecdotario, una raya más al tigre… Total, quienes le escriben discursos todavía no entienden que hay palabras que se deben evitar en los discursos de su jefe. A estas alturas ya deberían de saber que MULTILATERALISMO es una de ellas.
