El caso Ayotzinapa llegó al punto del no retorno, pretender arrogarse el derecho a poseer la verdad absoluta sobre lo sucedido la noche triste en Iguala Guerrero, es un acto impertinente que sólo genera dolor y confusión entre las familias de los 43 alumnos desaparecidos que exigen su presentación con vida.
Hemos pasado de los hechos a un encarnizado debate sobre los dichos, en un vergonzante espectáculo mediático, devaluando los resultados concretos de las diversas investigaciones realizadas por la PGR, los peritos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y la Universidad de Innsbruck, en Austria.
Pareciera que hay un interés obscuro por no aclarar la balacera y levantón registrado en una administración municipal y estatal de origen perredista y cargar toda la culpa al gobierno para colocarlo contra las cuerdas en tiempos electorales. ¿Acaso a los manipuladores del movimiento ya les gustó el negocio de medrar con la muerte y acumular millas?
De otra forma no se explica su afanoso compromiso de viajar por diversos países para dar a conocer “su verdad” sobre lo sucedido el 26 de septiembre. ¿Explicarían también el contexto político, social, económico y demográfico que provocó lo sucedido? Porque hasta ahora nadie ha dicho quién los mandó a “botear” y los convirtió en carne de cañón de la guerra entre los cárteles Guerreros Unidos y Los Rojos.
A un año de la tragedia, afirmar que nada se ha hecho es faltar a la verdad, hay 111 detenidos, un expediente voluminoso, dos encuentros entre el presidente Enrique Peña, los padres de los normalistas y sus titiriteros, además de la investigación de los especialistas extranjeros que permanecerán seis meses más en México, con cargo al erario.
¿Entonces qué verdad se busca: La verdad histórica, la verdad jurídica, la verdad política o la que más acomode o guste a los inconformes? En el caso de los normalistas desaparecidos los hechos se politizaron y todo indica que no habrá argumento que les satisfaga ya sea por cuestiones afectivas, morales o monetarias.
Así que, con la incredulidad como divisa, los familiares y seguidores de los alumnos desaparecidos seguirán viajando por el país o por el mundo en busca de una verdad que les convenga.
Mientras, el gobierno mantendrá el expediente abierto para respaldar la verdad jurídica de un caso con el que los perredistas buscan lavarse la cara, luego de que ellos apoyaron a los Abarca y Ángel Aguirre, responsables de los hechos.
Total, como dijo el presidente Peña: “Estamos del mismo lado”. Sí, buscando una verdad en un diálogo de sordos.
Vericuentos
Horcasitas en la mira
El ex director del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas, no logra evadir a la justicia por más intentos que hace, ahora resulta que el amparo obtenido es de carácter provisional sólo para efectos de la orden de aprehensión, es decir, no es de fondo, por lo tanto el beneficio legal no lo exculpa de las irregularidades por las que es investigado en la construcción de la Línea 12 del Metro. El amigo de Ebrard es uno de 34 ex funcionarios investigados por la PGJDF en el caso de la Línea 12 del Metro, además fue señalado por avalar el pago de un millón 70 mil 500 para la supervisión de una obra inexistente. ¡Órale!
Acuerdo
El presidente de la Jucopo, Emilio Gamboa, mostró su oficio político y operó la negociación con los coordinadores de las bancadas para evitar que el debate del polémico caso Ayotzinapa, se saliera de control entre gritos, alusiones personales, denostaciones y acusaciones mutuas, los legisladores avalaron por unanimidad, un acuerdo que respalda las peticiones de los padres de los 43 normalistas desaparecidos.
Glosa
Por cierto, en el Senado comienza la glosa del Tercer Informe de Gobierno y el martes 29 arrancan con el secretario de Gobernación; el miércoles con el de Educación y la primera semana de octubre continúan con la de Relaciones Exteriores y el 7 acude el de Hacienda.
@guillegomora