La policía israelí se enfrentó ayer con grupos de palestinos en la mezquita Al Aqsa, en la Explanada de las Mezquitas, en Jerusalén Este, horas antes del inicio del Año Nuevo judío. Fue el último episodio de violencia por el acceso a este lugar sagrado para ambas religiones y en el que hubo un centenar de palestinos heridos u intoxicados por gases lacrimógenos. El hecho pone de relieve la tensión imperante en la zona en medio del congelamiento total de las negociaciones por un plan de paz entre las partes.
En la reconstrucción de los incidentes, testigos en el lugar dijeron que todo se desencadenó luego de que las autoridades israelíes dispusieran el cierre del lugar y la imposición de restricciones para garantizar las incursiones de colonos para celebrar el Año Nuevo Judío. La semana pasada, el ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, había ilegalizado la actividad de dos grupos musulmanes que abordaban a los visitantes de la Explanada –un lugar sagrado para ambos cultos-, lo que aumentó aún más las tensiones.
El presidente palestino Mahmud Abas condenó “firmemente” el “ataque” al sitio, mientras que el premier israelí, Benjamin Netanyahu, dijo que las autoridades debían evitar disturbios en el complejo. Jordania condenó lo que describió como un asalto del ejército de Israel, al igual que Egipto, el otro país árabe que ha firmado un tratado de paz con el Estado judío.
Testigos palestinos afirmaron que la policía israelí entró en Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del islam, y causó daños. En cambio, la policía asegura que se limitaron a cerrar las puertas del templo para evitar que unos alborotadores lanzaran piedras, petardos y otros objetos. Según la policía, jóvenes manifestantes se atrincheraron en la mezquita Al Aqsa durante la noche del sábado con el objetivo de perturbar las visitas de los judíos al sitio con motivo del inicio de las celebraciones del Año Nuevo, ayer domingo por la noche. “También se encontraron en la entrada de la mezquita tubos que podían llevar explosivos caseros”, dijo en un comunicado. Testigos musulmanes, sin embargo, acusaron a la policía de entrar en el templo de forma agresiva y de causar daños, asegurando que quemaron parcialmente alfombras de oración.
Las autoridades echaron a la gente del lugar, incluyendo a miembros del Waqf islámico, la organización jordana que administra la Explanada, según informó un portavoz de la organización. El ministro israelí de Agricultura, Uri Ariel, de extrema derecha, se encontraba entre la gente que visitó la Explanada más tarde, informaron medios locales. “El director de la mezquita de Al Aqsa, Omar Kaswani, fue herido y arrestado”, dijo el portavoz del Waqf, Firas al Dibs.
Los choques continuaron fuera, en las estrechas calles de la Ciudad Vieja de Jerusalén, con la policía lanzando gas lacrimógeno y granadas aturdidoras. La Media Luna Roja palestina dijo que 20 personas habían necesitado atención hospitalaria.
El ministro de Defensa decidió prohibir los grupos Murabitat y Murabitun –que afirman custodiar la Explanada– para “defender la seguridad del Estado, el bienestar y el orden público”.
Los musulmanes temen que Israel pretenda cambiar las normas que gobiernan el enclave, pues grupos de extrema derecha judíos reclaman un mayor acceso y organizaciones fanáticas piden la construcción de un nuevo templo. A finales de julio, la policía israelí entró por primera vez desde noviembre de 2014 en Al Aqsa al combatir con palestinos, enfadados por la entrada de judíos en templo.
Fuente: Clarín