Por Bolívar Roblero
El Sol se estaba poniendo sobre el horizonte aquella tarde del domingo 26 de junio de 1876, del mismo modo la buena estrella del Teniente Coronel GEORGE ARMSTRONG CUSTER se extinguía, el General Niño, como le llegaron a apodar los periódicos de la época, miraba cómo sus esperanzas de llegar a ser Presidente de Estados Unidos, se escapaban lo mismo que la vida de su cuerpo.
Estaba a punto de correr la misma suerte que el resto de los 234 hombres, que componían la columna central del 7º regimiento de Caballería enviados a LITTLE BIGHORN, a castigar a los “Indios rebeldes”, que se negaban a entregar su montaña sagrada BLACK HILLS, al “hombre blanco” que había descubierto oro en la zona.
Una derrota no estaba en el presupuesto de CUSTER, es más contaba con una victoria resonante, que lo capultaría directamente hasta la CASA BLANCA. ¿Qué paso entonces?: una serie de errores llevaron a CUSTER y al 7º de Caballería a la aniquilación, primero CUSTER y sus hombres menospreciaron la enorme fuerza indígena que se había congregado en LITTLE BIGHORN, eran más de 1,500 tipis con 15 mil almas, de ellos por lo menos 2 mil 500 eran guerreros, de las tribus SIOUX, IAKOTA, CHEYENNE Y HUNKPAPA; CUSTER hambriento de poder y gloria, no esperó la llegada de las fuerzas de los generales CROOK Y GIBBON y se lanzó al combate; luego CUSTER dividió sus fuerzas en tres columnas, que en el colmo de la desorganización no atacaron simultáneamente: primero atacó la columna del Mayor RENO que fue despedazada y puesta en fuga, la tercera columna al mando del capitán BENTEEN no tuvo más remedio que intervenir para salvar los restos de la tropa de RENO y por tanto no apoyó la ofensiva de CUSTER que fue rápidamente rodeado y aniquilado, en las faldas de la colina que rodean el valle quedaron los cadáveres de CUSTER y 268 integrantes del 7º de Caballería, en la peor derrota del ejército de Estados Unidos en las denominadas GUERRAS INDIAS.
CUSTER entendió de la manera más cruel que cometer errores lleva a la derrota, menos dramática pero con resultado similar es lo que vimos el jueves pasado en el estadio ARROWHEAD de Kansas, los JEFES se lograron poner 14 a cero en su enfrentamiento con los BRONCOS, equipo al que no han podido derrotar desde que llegó PEYTON MANNING, la victoria parecía por fin al alcance de la mano pero una serie de errores desató la tragedia, primero cuando ganaban 7 a cero y los JEFES llegaron a la zona roja JAMAAL CHARLES corredor de Kansas fumbleo el balón y privó a Kansas de una anotación clave, porque ALEX SMITH fue interceptado en la siguiente ofensiva y MANNING aprovecho el regalo para empatar el partido a 14 y luego a 17, faltando 2,15 por jugar KANSAS logró anotar una vez más, pero 2 minutos son más que suficientes para MANNING que recorrió 80 yardas en 10 jugadas y volvió a empatar los cartones a 24, cuando nos disponíamos a ver un quinto cuarto, vino la segunda pifia e CHARLES, que volvió a soltar el balón en su yarda 21 y fue devuelta para anotación por BRADLEY ROBY y Kansas perdió un partido que tenía en la bolsa.
¿Patético? Si tanto como la demostración de ineficacia que el domingo, dio en su casa la ofensiva de Philadelphia con todo y DEMARCO MURRAY, Dallas lucía chato y sin poder ofensivo (cómo le hace falta DEZ BRYANT) apenas había podido anotar 2 goles de campo hasta el 3er cuarto, cuando sus equipos especiales lograron bloquear una patada de despeje de las AGUILAS y devolverla a la zona de anotación para un 13 a 0, SAM BRADFORD, QB de Philadelphia fue interceptado 2 veces, una en la zona roja de Dallas.
A punto de terminar el tercer cuarto, TONNY ROMO fue derribado por la defensa AGUILA y cayó sobre su hombro izquierdo fracturándose la clavícula, el “momentum” estaba del lado de Philadelphia, que se cansó de cometer errores y entregas de balón para perder un juego que debía haber ganado.
Cometer errores, cuesta caro, así lo aprendió CUSTER en LITTLE BIGHORN, JAMAAL CHARLES en el ARROWHEAD y CHIP KELLY y sus huestes en el LINCOLN FINANCIAL, la única diferencia es que CHARLES y KELLY tendrán la oportunidad para reivindicarse, que CUSTER nunca tuvo.