Los gestos del presidente Xi Jinping para dejar claro su liderazgo y el mandato del Partido Comunista en China entran esta semana en una nueva etapa, con su visita a Estados Unidos. Después del alarde de fuerza ante sus ciudadanos que supuso el desfile militar que atravesó Pekín a principios de este mes, Xi quiere enviar el mismo mensaje de poderío, en una gira que culminará con una reunión con el presidente Barack Obama en Washington y un discurso ante los líderes mundiales en la Asamblea General de la ONU en el 70 aniversario de la institución.
La pompa y la circunstancia serán claves durante este viaje de Estado, que llega en un momento delicado para Xi: tras los vaivenes de la Bolsa en agosto persisten las dudas sobre la marcha de la economía china y lo adecuado de la respuesta de su Gobierno. El presidente chino iniciará su estancia este martes en Seattle. Allí se reunirá con empresarios de compañías como Microsoft, Boeing o Starbucks y desarrollará contactos -tiene muy presente el próximo año electoral en EE UU, donde su país puede convertirse en uno de los temas de campaña- antes de continuar viaje a la capital. En Washington le esperan el viernes una ceremonia de bienvenida en los jardines de la Casa Blanca -con una salva de 21 cañones- y una cena de Estado en su honor y el de su esposa, Peng Liyuan.
La ciberseguridad será uno de los asuntos dominantes en las conversaciones en el Despacho Oval. EE UU sospecha que China está detrás del robo informático de los datos de millones de funcionarios públicos, y ha acusado a ese país de espionaje contra algunas de sus principales empresas. Como represalia, llegó incluso a plantearse la imposición de sanciones contra entidades chinas. Tras el envío de última hora de un alto cargo del régimen comunista, Meng Jianzhu, para distender posturas, ambas partes podrían anunciar un acuerdo de cooperación en el ciberespacio -de alcance limitado- durante la visita presidencial.
La economía global, la nueva ley de seguridad nacional en la República Popular y sus efectos sobre las empresas extranjeras, el cambio climático o las solicitudes chinas de extradición de ciudadanos buscados por corrupción serán otros temas a abordar. El Gobierno chino ha apuntado que también saldrá a relucir la situación en Taiwán. Algunos analistas estadounidenses perciben la isla como un futuro foco de tensión en la relación bilateral tras años de calma, ante la posibilidad de que en las elecciones del próximo enero se imponga el Partido Democrático Progresista, partidario de una línea más dura frente a Pekín.
La gira de Xi concluirá en Naciones Unidas. El domingo ofrecerá un discurso de inauguración y presidirá una de las sesiones de la reunión de líderes sobre igualdad y empoderamiento de la mujer, de la que China es coorganizadora. El lunes 28, antes de regresar a su país, el jefe de Estado chino debutará en la Asamblea General y ofrecerá un discurso sobre el papel de China como uno de los cofundadores del orden mundial creado después de 1945.
Fuente: El País