Regaños, reclamos y promesas es el resultado previsible del encuentro de este mediodía entre el Presidente de la República –y funcionarios del gabinete de seguridad– y el grupo de expertos internacionales, con los deudos de los 43 normalistas desaparecidos.
Las expectativas de sorpresa son magras.
El Gobierno llega a la reunión con una pesada carga de desconfianza y descrédito.
Desconfianza, por el dudoso trabajo de la PGR y su incapacidad para respetar protocolos elementales en la investigación más compleja de la historia.
Descredito, por el incumplimiento de aquel decálogo de compromisos signado por el Gobierno poca semanas después de la tragedia.
En estas condiciones el Presidente de la República se meterá al callejón de los trancazos a un año de aquella noche negra; inevitable evadir su responsabilidad como Jefe de Estado. Volverá a dar la cara a los ayotzinapapás desesperados por el agravio y la incertidumbre detrás de la desaparición de sus hijos…
¿Qué les dirá Peña Nieto?
- Que el caso no está cerrado.
- Que el Estado reactivará y reforzará la búsqueda de los desaparecidos.
- Qué habrá una nueva investigación con base en la indagatoria de la PGR, ahora integrada con los elementos aportados por las conclusiones del informe del Grupo de Expertos Independientes, avalado por la CIDH –informe legal como carta probatoria a disposición de los afectados, el cual no puede ser ignorado por nuestra autoridad, menos cuando ha despertado tantas pasiones, de hecho y de derecho, dentro y fuera del país–.
- Que se brindará todo el apoyo a los familiares de las víctimas.
- Que el gobierno no cederá a la presión de crear una fiscalía especial que supla las funciones del Ministerio Público.
- Que habrá nuevas políticas públicas de coordinación con los poderes Legislativo, Judicial y Ejecutivo, para que la tragedia no vuelva a repetirse.
- Que la seguridad y la tranquilidad de los mexicanos no distingue partidos ni diferencias ideológicas…
El Presidente de la República aguantará metralla; pedirá disculpas; comprometerá los esfuerzos del Estado para desentrañar la verdad, hacer justicia, castigar a los culpables… y de paso, amortiguar el peor golpe a la credibilidad de su régimen.
EL MONJE LOCO: Lo importante de la reunión a puerta cerrada en el Museo Tecnológico de la CFE –de última hora se cambió la sede– no serán las palabras sino los hechos que deriven, cuando el caso Ayotzinapa es una grave disputa entre quienes no se empeñan en llegar a a verdad sino sólo en tener la razón.