Para Carlos Monsiváis el sismo ocurrido el 19 de septiembre de 1985 en la Ciudad de México sacudió no sólo la tierra firme, sino la estructura social de sus habitantes, quienes reaccionaron en brigadas de voluntarios para rescatar a amigos, familiares, vecinos o simples conocidos. El cronista documentó que para la mañana siguiente al terremoto, en la calle había 150 mil brigadistas.
Esta reflexión es el eje curatorial de la exposición Los días del terremoto que se inaugura hoy en el Museo del Estanquillo, integrada por más de 80 piezas –entre fotografía, video, pintura, dibujo y mapas– que dan cuenta de las implicaciones sociales y artísticas del movimiento, incluso tres décadas después.
Si bien la colectiva toma como punto de partida el acervo de Monsiváis, Ana Elena Mallet, quien integró el equipo curatorial, señaló que se buscó obra de otros artistas, algunos en activo, para extender la revisión sobre el impacto del fenómeno en el arte por lo que se exhibe trabajo de hace dos años igual que de finales de la década de los 80.
“A lo largo de estos años ha habido distintas ideas de que los artistas no se involucraron en el tema del terremoto, y la exposición muestra que los artistas no sólo sí se involucraron en el tema en un sentido periodístico, artístico y documental, sino que el tema del derrumbe ha sido continuo en artistas que viven o llegan a la Ciudad de México”, apuntó.
La revisión la construyen los artistas Rubén Ortiz Torres, Germán Venegas, Bob Schalwijk, Manuel Álvarez Bravo, Fabrizio León, Carlos Mérida, Vicente Rojo, Rafael Barajas El Fisgón, Amor Muñoz, Paloma Torres, Mónica Mayer, Santiago Sierra, entre otros, quienes refieren que junto con la caída de los edificios se desmoronaron los principios de una modernidad.
“En muchos sentidos, la Ciudad de México se refundó tras el terremoto. A 30 años de los trágicos sucesos del 19 de septiembre de 1985, esta exposición aborda tanto el fenómeno natural como sus repercusiones culturales.
“A partir de esos días la ciudad tomó conciencia de su paropia ciudadanía pero también sus artistas notaron diferentes aspectos: testimonio de la tragedia, registro de la repuesta ciudadana, y la estética del derrumbe”, plantea el guión curatorial.
De las obras contemporáneas resalta la fotografía Edificio iluminado (2003) de Santiago Sierra que entre sombras da cuenta de un edificio en ruinas que aún se mantiene en la colonia Centro. También la serie de muñecas de tela diseñadas por Vicente Rojo y hechas por la Cooperativa de Costureras del 19 de septiembre.
Mallet también destacó la pintura El fin del modernismo (1985) de Rubén Ortiz Torres, en la que se habla de un derrumbe de la modernidad, pues literal se cayeron los edificios construidos entre 1940 y 1980 como símbolos de prosperidad.
Trazada en tres núcleos temáticos, la muestra enfatiza en la auto organización de los ciudadanos para las tareas de rescate, y para referir a ello se exhiben las caricaturas de Rafael Barajas, Rogelio Naranjo, Helio Flores y Rius, quienes en sus dibujos de ironía denunciaron la ausencia del gobierno y el trabajo de las brigadas civiles. El recorrido suma las reflexiones de Monsiváis tomadas de su libro No sin nosotros. Los días del terremoto 1985-2005.
“Monsiváis fue la voz de la reflexión de lo que estábamos viviendo, cómo se estaba configurando la ciudad política y socialmente, y puso en la mesa la idea de la sociedad civil que estaba convirtiéndose en protagonista en un momento de mucha tragedia”, añadió la curadora, quien dijo se encontraron en el acervo del museo cuatro fotografías no conocidas sobre el momento del sismo que se exhibirán junto con una entrevista hecha al cronista en Canal 22.
Fuente: Excélsior