La investigación que terminó en la dimisión de Otto Pérez Molina inició en mayo de 2014 e implicó a varios cargos de su Gobierno
Desmantelar la estructura no fue una tarea fácil. Desde mayo de 2014, la CICIG y la Fiscalía Especial Contra la Impunidad iniciaron una investigación ante denuncias de que un grupo de importadores, con la complicidad de los funcionarios de las aduanas, burlaban al fisco adulterando la papelería para que los contenedores ingresaran al país, pagando menos de lo que correspondía.
La estructura fue llamada por ellos mismos como La Línea, en alusión a un número telefónico a través del cual se contactaban los evasores con los funcionarios corruptos para adulterar, en la papelería oficial, el contenido de los furgones y pagar menos al fisco.
A lo largo de ocho meses, la Fiscalía y la CICIG grabaron más de 66.000 conversaciones telefónicas entre los involucrados en la trama, y más de 6.000 comunicaciones electrónicas, entre otras pruebas que permitirían sustentar la demanda.
El primer aviso de que las cosas empezarían a cambiar en Guatemala, tras décadas en que las mafias infiltraron al Estado para convertirlo en un botín, ocurrió el 16 de abril con la detención del jefe de la Superintendencia de Administración Tributaria [SAT, el ente recaudador del Estado]. En una rueda de prensa, el comisionado de la CICIG, el magistrado colombiano Iván Velásquez, detalló cómo funcionaba esa estructura, en la que se encontraba involucrado el secretario privado de la Vicepresidencia, Juan Carlos Monzón. Este se encontraba en Corea del Sur, donde la entonces vicemandataria, Roxana Baldetti, fue premiada con un doctorado Honoris Causa por una universidad de medio pelo.
A su vuelta a Guatemala, donde Baldetti mintió con respecto a la fecha de su llegada, la todavía vicepresidenta admitió haber alertado a Monzón de que en Guatemala se le buscaba, pero no logró explicar de manera convincente por qué su hombre de máxima confianza no había retornado con ella y se había dado a la fuga. A la fecha, este funcionario, con una larga trayectoria de negocios oscuros en dependencias gubernamentales, continúa en paradero desconocido.
Fue el principio del fin para Baldetti, que se vio obligada a dimitir en mayo y ahora cumple prisión provisional. Extraoficialmente, se dice que tres juzgados del estado de La Florida (Estados Unidos), preparan un expediente para que sea extraditada por conspiración por lavado de dinero. La información no ha sido confirmada ni desmentida oficialmente.
Pero la auténtica «bomba» se la guardaron Iván Velásquez y Thelma Aldana, quienes en una histórica rueda de prensa ofrecida el 28 de agosto acusaron directamente al ya expresidente Otto Pérez Molina de ser el máximo jefe de La Línea y pidieron al Supremo que fuera sometido a un antejuicio, como se conoce en Guatemala al proceso legal para despojar de la inmunidad inherente a su cargo. Ese mismo día, se ordenó que Baldetti fuera encarcelada.
Fue la gota que rebasó el vaso. Más de 100.000 guatemaltecos, en cálculos conservadores, salieron a la calle para exigir la renuncia inmediata del mandatario, quien se resistió hasta el último momento. El antejuicio siguió su curso y este martes los diputados, incluidos los del partido de Pérez Molina, le quitaron el fuero.
Pérez Molina presentó su renuncia, decisión que fue anunciada por su portavoz, Jorge Ortega, al filo de la 1:30 de la madrugada de este jueves y se presentó, desde las primeras horas de la mañana ante el Juez Miguel Ángel Gálvez, quien, tras escuchar a las partes, ordenó el encarcelamiento del general retirado, quien esta noche dormirá, por primera vez, en la cárcel.
Fuente: El País