Los lugares donde más duele, los problemas médicos y psicológicos de tatuarse
Cuando alguien se hace un tatuaje, se siente mejor debido a una serie de reacciones químicas que ocurren en su cuerpo. Por ejemplo, vive un pico de adrenalina cuando ve al tatuador acercarse con la aguja. También se incrementa la producción de endorfinas (la respuesta química del cuerpo al dolor), lo que puede generarle una especie de éxtasis.
Pero hay más que eso. Según un estudio, un nuevo tatuaje puede mejorar la imagen que uno tiene de sí mismo incluso semanas después de hacérselo. El efecto puede hasta ser a largo plazo para los hombres, pero las mujeres solo lo tienen algunas semanas, indica la investigación, posiblemente porque comienzan a preocuparse por lo que otras personas dicen de sus tatuajes.
Las agujas
Un mito popular dice que las agujas de tatuajes lanzan tinta sobre la piel. Es un error comprensible, porque la mayoría de las agujas a las que estamos acostumbrados se usan para inyectar cosas.
Al momento de tatuar, las agujas ejercen su acción a nivel capilar. La tinta está retenida entre dos pequeñas agujas, de igual forma a como la pintura queda entre dos hebras de un pincel. Cuando esas agujas pinchan el cuerpo, la tinta es absorbida por la piel.
En el momento del pinchazo, el cuerpo hace lo mismo que cuando algo penetra la piel e intenta cerrar los agujeros. Las células que van al rescate se encuentran no solo con una herida, sino también con un invasor extraño, la tinta.
Estas células devoran la tinta, pero parte de ella queda en la capa de la piel llamada dermis. Cuando se observa un tatuaje, no solo se ven pequeñas cantidades de tinta atrapadas bajo la piel. En realidad se está viendo tinta atrapada en células que esperaban destruir dicha tinta. Esta dupla extraña será visible para siempre, desapareciendo solamente con láser.
La tinta
Cada tinta que se usa en los tatuajes es diferente a nivel químico. La mayoría de los artistas no producen sus propias tintas, sino que las compran a empresas que protegen sus fórmulas, lo que significa que el tatuador no sabe lo que contiene. Así que si alguien sufre alergia (especialmente a los metales pesados, que proveen el color para muchas de las tintas conocidas), es necesario tomar precauciones extra, tanto antes como después de hacerse el tatuaje.
Otra duda frecuente es la de dónde duelen más y menos los tatuajes. La mala noticia es que no hay estudios científicos sobre el tema y que, en realidad, todo depende de la persona. Cada uno es diferente y experimenta el dolor de forma distinta. Por lo tanto, el dolor de tatuarse es como cualquier otro: altamente subjetivo.
Lo que no se puede hacer
Hay cosas que no se pueden hacer luego de hacerse un tatuaje y una de ellas es la depilación láser. Es que este proceso estético funciona apuntando a los pigmentos más oscuros y los tatuajes acabarán atrayendo el rayo, lo que hará que se ampolle y se queme la piel.
Si se tiene un tatuaje de color, hay una buena chance de que el contenido metálico de la tinta sea suficiente como para hacer «interesante» el momento de hacerse una resonancia magnética. El efecto del metal dentro de un tatuaje puede generar desde una extraña picazón hasta una dolorosa quemadura, pero ninguno de ellos son razón para evitar un diagnóstico de imagen necesario. Solamente hay que estar preparado.
Y los tatuajes pueden incluso interferir con la habilidad de adoptar nuevas tecnologías. Apple recientemente admitió que algunos usuarios de su reloj inteligente, el Apple Watch, se decepcionaron cuando los tatuajes en sus muñecas interferían con los sensores del dispositivo. Una desventaja para los tecnófilos.
Fuente: The Washington Post