Durante los periodos de sequía intensa los árboles son menos capaces de actuar como sumideros de carbono, y su recuperación tarda hasta cuatro años, revela un estudio presentado en la revista Science.
William R.L. Anderegg, profesor de la Universidad de Utah y titular del trabajo, apunta que esto se debe a que durante los periodos de mucho calor los bosques ralentizan su crecimiento.
Los cálculos realizados por científicos climáticos en computadora asumían que tanto los bosques como la vegetación se podían recuperar rápidamente de una sequía y atrapar nuevamente el dióxido de carbono, pero los estudios realizados por Anderegg revelan lo contrario.
«Esto es algo realmente importante pues esperamos que en el futuro cercano las sequías se incrementarán en su frecuencia y severidad debido al cambio climático. Algunos bosques pueden enfrentar una carrera con el tiempo para recuperarse antes de que la siguiente sequía inicie», advierte el biólogo.
Los resultados del estudio sugieren que los modelos de los sistemas actuales de la Tierra deberían incorporar el impacto de la sequía en los bosques para ofrecer predicciones más precisas sobre cómo la sequía alterará el ciclo global del carbono.
Los modelos que intentan capturar estos impactos suelen asumir que la vegetación se recupera con rapidez y de forma completa tras una sequía extrema, algo que algunos científicos se han cuestionado.
Los árboles tienen un papel fundamental en reducir el impacto inducido por el hombre en el clima al remover grandes cantidades de las emisiones de dióxido de carbono de la atmósfera e incorporar el carbón hacia el bosque.
William Anderegg y su equipo examinaron la recuperación del crecimiento de los tallos de los árboles tras una sequía severa en mil 338 bosques de todo el mundo y para ello aprovecharon el Internacional Tree Ring Data Bank, una base de datos donde científicos de todo el mundo informa sobre las mediciones de anillos de crecimiento.
Posteriormente, compararon sus observaciones con resultados simulados de recuperación de tallos de diversos modelos climáticos.
«El crecimiento fue 9 por ciento más lento de lo esperado durante el primer año de recuperación y permaneció 5 por ciento más lento en el segundo año», precisó el investigador.
En contraste, los modelos teóricos revisados mostraban efectos mínimos de la sequía en las mismas regiones, lo que sugiere que estas calcular de manera precisa los impactos de las sequías.
Anderegg enfatiza que esto reduciría en 1.6 gigatoneladas la cantidad de las emisiones de carbono que los árboles podrían atrapar, respecto a su labor actual.
Fuente: Reforma