A pesar de que en 2010 el gobierno federal prometió expulsar la comida chatarra de las escuelas, ese tipo de alimentos ha logrado echar raíces en los planteles educativos de México
Organizaciones civiles consideran que esto se refleja en que se mantiene o incluso crece el porcentaje de menores en edad escolar con sobrepeso u obesidad. En 2012, por ejemplo, la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición reveló que uno de cada tres niños de ese sector —5.6 millones de alumnos entre cinco y 11 años— tenía alguno de esos problemas.
Lo anterior, según las asociaciones, en parte se debe a que las autoridades federales no han podido verificar que los centros educativos cumplan la orden de prohibir la venta de comida chatarra.
“Hay presencia de alimentos chatarra, no hay creación de comités escolares, no hay un monitoreo desde el gobierno, y no hubo un proceso de capacitación en realidad”, dijo Fiorella Espinosa, de El Poder del Consumidor.
En enero de 2010, el entonces presidente Felipe Calderón (2006-2012) presentó el Acuerdo Nacional por la Salud Alimentaria (ANSA), y reconoció: “México es el país con mayor número de personas adultas con sobrepeso en el mundo, el país con mayor problema de obesidad infantil en todo el mundo”. En aquel discurso dijo que el asunto debía atenderse “con la mayor urgencia”. Sin embargo, seis meses después su gobierno señaló que no se debía prohibir la venta en escuelas de pastelillos y botanas procesadas, sino revisar porciones y contenidos.
Fue hasta 2013, ya en la gestión de Enrique Peña Nieto y con la promulgación de la reforma educativa, que se estableció en la Constitución que en las escuelas estarán prohibidos “los alimentos que no favorezcan la salud de los educandos”.
Entonces también se cambió el ANSA por la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes. Y un año después, en septiembre de 2014, Peña Nieto (2012-2018) informó de la publicación de los lineamientos generales para el expendio y la distribución de alimentos y bebidas preparados y procesados en las escuelas.
Fuente: El Diario de Sonora