El administrador adjunto de la agencia antidrogas aseguró que la evasión del narcotraficante era probable pues «ya se había escapado antes».
El administrador adjunto de la DEA, Jack Riley, dijo que durante la última semana ha hablando con sus homólogos mexicanos y ayuda a coordinar los esfuerzos estadunidenses para recapturar, por tercera vez en 15 años, a “El Chapo”, uno de los narcotraficantes más prolíficos y violentos del mundo.
El agente de mayor jerarquía de la agencia antidrogas estadunidense no ha dormido mucho desde que supo que Joaquín «El Chapo» Guzmán se fugó de una cárcel de máxima seguridad en México, a través de un túnel de 1.5 km de largo excavado bajo el piso de la ducha de su celda, el sábado pasado.
Tras su detención en febrero de 2014, las autoridades en Chicago, entre ellas Riley, pidieron su extradición a Estados Unidos para ser juzgado por una letanía de cargos de tráfico de drogas y otros.
El gobierno mexicano dijo que Estados Unidos había presentado un pedido de deportación de Guzmán unas dos semanas y media antes de su fuga, para que respondiera a una larga lista de cargos por drogas y asociación ilícita en varias jurisdicciones estadunidenses. Desde su arresto, las autoridades mexicanas dijeron claramente que el narco sería juzgado y sentenciado antes de permitir su juicio en Estados Unidos.
«Esta es una de las razones por las que presionamos para la extradición», dijo Riley. «Temíamos esto. No es que (las autoridades mexicanas) no sean capaces de mantenerlo detenido, sino que ya se había escapado antes».
Fuente: Excélsior