El autor de Gazapo falleció en Indiana, EU, donde residía. Estaba retirado de la vida pública debido al Alzheimer
A Gustavo Sainz le gustaba ir al cine, ver películas en casa, conversar con sus amigos, enseñar a sus alumnos, aun cuando no mostraban mucho interés en su educación; le aterrorizaba ir al dentista, tenía una memoria prodigiosa, reía con facilidad, gozaba de las buenas comidas, le entusiasmaba la tecnología, en sus charlas y cartas personales privilegiaba palabras como “bonito” y “contento” y le gustaba festejar su cumpleaños. En los últimos de su vida tenía un gran sueño: donar su biblioteca, con más de 75 mil títulos.
El escritor nacido en la ciudad de México, reconocido por ser una de las figuras elementales de la llamada Literatura de la Onda, no pudo festejar su cumpleaños 75. Falleció el 26 de junio en el Indiana University Health Hospice House, Estados Unidos, por causas que no precisadas. Sin embargo, desde 2012 trascendió que el autor de Obesivos días circulares y Muchacho en llamas padecía Alzheimer.
Dedicó más de 50 años de su vida a la academia y este año se cumple medio siglo de la publicación de Gazapo, la novela que lo encumbró como una de las plumas más sobresalientes de la literatura mexicana.
Sainz, fundador de la llamada Literatura de la Onda, al lado de escritores como José Agustín y Parménides García Saldaña, quienes inyectaron de vitalidad a la narrativa mexicana, alejándola de las historias revolucionarias y proponiendo un lenguaje de y para jóvenes; se mudó a Estados Unidos en 1982, en donde fue académico de la Universidad de Indiana en Bloomington hasta su jubilación en 2011.
Su intención fue pasar sus últimos años en México, el país que honró en sus clases de literatura al proponer a sus alumnos la lectura de los autores que le parecían fundamentales de la historia de la literatura mexicana.
Era un gran lector que disfrutaba de la literatura escrita en español. En cada visita a México para cuestiones de trabajo, para recibir homenajes o asistir como invitado a ferias, le gustaba visitar librerías. “Desde la primera página, desde el primer párrafo, te puedes dar cuenta de si el libro vale la pena o no. Piensa en Pedro Páramo: ‘Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo’. Es contundente, poderoso”, dijo alguna vez en una entrevista.
Fuente: El Universal