Info Express:
Aturde la sorpresa por la segunda fuga de El Chapo Guzmán, cuya leyenda crecerá –sin duda– con todo y sus nefastas consecuencias.
De ser el villano de malolandia desde que puso en ridículo al gobierno panista de Vicente Fox –en enero de 2001– no faltará quienes alimenten ahora –con elogios dignos de héroe– el mito de ese poderoso demonio convertido en el primer y único preso que se evade de un penal de máxima seguridad, quien ahora refrenda su propio campeonato con otra burla monumental.
Recuerdo que desde su primera fuga, El Chapo se convirtió en el segundo hombre más buscado por el FBI y la Interpol, sólo «abajito» Osama Bin Laden, líder del grupo terrorista Al Qaeda. Luego de la muerte de Osama, el mexicano ascendió al primer lugar del hit parade de la justicia gringa. Tampoco olvido que la revista Forbes calculó la narco-fortuna del «capo» en mil millones de dólares; en 2013 lo colocó en el lugar 67 entre las personas más ricas, famosas y poderosos del mundo mundial.
Esta madrugada mexicana, el primer sorprendido, pasmado y enfurecido por el bicampeonato de El Chapo debe ser el primer mandatario priista –siempre el primero en todo–, después de la docena trágica panista.
La segunda captura de El Chapo fue ampliamente presumida por el Gobierno de la República como un trofeo. La administración federal recibió amplios reconocimientos de distintos gobiernos, sobretodo el de Estados Unidos que lo reclama a gritos…
Y ahora que pena con las visitas. El Chapo otra vez se «peló».
Habrá tocado al General Roberto Miranda –Jefe del Estado Mayor– dar la peor noticia a la peor hora durante el vuelo del TP01 rumbo a París, a donde llegó a las 5:47 de la mañana nuestra.
Con “la novedad”, señor Presidente… habrá recitado –firme– el militar en pleno vuelo. Al Presidente de la República se le debe haber atragantado la cena a bordo.
Al llegar a la capital francesa en visita oficial –con casi 150 invitados– veremos en el rostro presidencial las ojeras que dejó la noche inolvidable; tiniebla aciaga por tan inesperado suceso. En las mejillas del Jefe del Ejecutivo, el sol dominical del verano francés resaltará el rubor del ridículo en que lo ha puesto el rotundo fracaso del sistema nacional de inteligencia y seguridad.
¿Buscará en Les Champs-Élysées un árbol prestado para llorar su «noche triste»?
Todos nos hacemos en este momento la misma pregunta: ¿Quién –y cómo– dejó escapar al capo?
Con la poca información disponible hasta el momento, está claro que El Chapo Guzmán se fugó gracias a un operativo bien planeado –dentro y fuera del penal– a lo largo de 17 meses.
La burla a la máxima seguridad aplicada desde el 22 de febrero del año pasado al más malo de todos los malos es lo más terrible que podía pasarle a Enrique Peña Nieto; olvídese del escándalo de la Casa Blanca de Las Lomas, de Ayotzinapa, Tlatlaya, la caída de los petroprecios, la rebelión del magisterio… y de todo lo que se le ocurra; de lo bueno y lo regular, si lo supe, ni me acuerdo.
Ante la emergencia desatada, el gobierno ha convocado este domingo una reunión de emergencia para trazar la estrategia de busca y captura del «célebre» narcotraficante. Estará encabezada por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong… y no es para menos.
La fuga de El Chapo es lo que sigue después de lo peor.