GABRIEL CASILLAS* | Perspectiva Global
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) modificó en el 2013 el año base con el que se estima el Producto Interno Bruto (PIB) de nuestro país, de 2003 a 2008. Como elaboraré a lo largo del presente, considero que derivado de este cambio de año base, el INEGI está subestimando el PIB de México. Cabe aclarar que no tengo duda de que el gobierno federal ha alcanzado grandes avances en los temas de transparencia y eliminación de conflictos de interés con respecto a la estimación y publicación de información económica de nuestro país, principalmente al darle autonomía completa y real al INEGI. Asimismo, considero que el INEGI ha hecho un gran papel en el mejoramiento de la estimación de los datos económicos de México, así como una estupenda labor de difusión y facilidad de acceso. Inclusive, considero que la página de Internet del INEGI, así como el Banco de Información Económica (BIE) son de las mejores herramientas que existen en el mundo para obtener información. Sin duda mejor que los bancos de estadística de las diferentes agencias de EU y Europa. No obstante lo anterior, considero que el año base utilizado actualmente para estimar el PIB de nuestro país no refleja la estructura actual de la economía mexicana.
Los documentos metodológicos del Departamento de Estadística de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y del Fondo Monetario Internacional (FMI), que tratan sobre las mejores prácticas a nivel internacional para construir estadísticas económicas, mencionan que es recomendable actualizar el año base cada cinco años. El cambio recomendado tiene el objetivo de reflejar cabalmente la estructura de una economía. Sobre todo si el PIB se mide por el lado de la oferta (i.e. actividades agropecuaria, industrial y de servicios), como es el caso de México. En este sentido el INEGI hizo lo correcto al modificar el año base de 2003 a 2008. No obstante lo anterior, los mismos documentos de la ONU y del FMI complementan esa recomendación comentando que el año que se escoja como nueva base debe ser un año “razonablemente normal”, que definen con tres características: (1) Estabilidad de precios. Esto es de vital importancia debido a que los estimados de PIB real a partir del año base reflejarán la estructura de precios del año base; (2) crecimiento económico estable (i.e. tasa de crecimiento similar al promedio de varios años); y (3) ausencia de choques económicos de relevancia (e.g. crisis financieras, desastres naturales).
En este sentido, considero que el año base actual, 2008, no cumple con ninguno de los tres factores que caracterizan a un año como “razonablemente normal”. En cuanto a la estabilidad de precios, la inflación en el 2008 fue de 6.5 por ciento, muy por encima de la que se registró en 2007 (3.8 por ciento) o en 2006 (4.1 por ciento). Asimismo, el tipo de cambio peso-dólar –el precio relativo más importante-, tuvo una fluctuación muy significativa en el 2008. El peso se depreció casi 24 por ciento (de 10.85 pesos por dólar a niveles superiores a 13.40). Sin duda un año muy atípico. En cuanto al segundo punto, crecimiento económico, el PIB de México creció apenas 1.2 por ciento, 220 puntos base por debajo del promedio de los últimos cinco años, debido a que la economía mexicana comenzó a resentir los efectos de la “Gran Crisis Financiera Global” que se desató en EU justo en 2008, lo que nos lleva a que el 2008 no cumpla la característica número tres, ausencia de choques económicos de relevancia.
Al respecto, cabe señalar que los documentos del INEGI mencionan que las ponderaciones que se están utilizando por sector económico en la base 2008 se estimaron a partir del Censo Económico que se llevó a cabo en el 2007. No obstante lo anterior, por un lado el año base es definitivamente el 2008 y por otro lado, considero que los cambios que se llevaron a cabo en los ponderadores de las actividades económicas no reflejan la estructura actual de la economía mexicana. Entre los cambios más destacables está la pérdida de importancia relativa del sector manufacturero, de 17.4 a 16.5 por ciento, un sector en el que México ha recibido una gran cantidad de inversión extranjera directa y en el que estoy seguro que se ha generado gran valor agregado para la economía. Por otro lado, se revisó la contribución del sector construcción al alza, de 7.1 a 8.4 por ciento, una actividad que ha sufrido significativamente en los últimos años a raíz de los problemas con las que alguna vez fueron “las grandes vivienderas” (Urbi, Geo y Homex) y cuyos problemas ya eran ampliamente conocidos cuando se decidió modificar el año base.
En resumen, considero que el PIB se ha estado subestimando entre 0.5 y 0.7 por ciento en los últimos años y me preocupa que se subestime el PIB por tres razones: (1) Espíritu científico (i.e. me gusta que las mediciones sean lo más apegadas a la realidad); (2) porque un PIB subestimado tiene impacto sobre las expectativas de crecimiento y decisiones de consumo o inversión; y (3) porque si se continúa utilizando el mismo criterio de los cinco años, el siguiente cambio de año base será 2013, otro año atípico.
*Economista en Jefe de Grupo Financiero Banorte. Las opiniones que se expresan en el artículo no necesariamente coinciden con las del Grupo Financiero Banorte, por lo que son responsabilidad absoluta del autor.
Twitter: @G_Casillas