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Scotland Yard revela objetos de famosos crímenes

Publicado por
Aletia Molina

La exposición cubrirá 140 años de historia: desde 1875, cuando se fundó el Museo del Crimen de la MET, hasta la actualidad

Notas sobre Jack El Destripador, una botella de champán de los autores del Robo del Siglo de 1963 o un ordenador calcinado de un reciente atentado terrorista en Glasgow figuran entre los casi 600 objetos que Scotland Yard revelará por primera vez en una próxima exposición en Londres.

Con ayuda de la Policía Metropolitana de Londres (MET, conocida como Scotland Yard) y la Oficina contra el crimen del Ayuntamiento de la ciudad, el Museo de Londres será el encargado de organizar esta fascinante muestra, presentada hoy y que estará abierta al público del 9 de octubre al 10 de abril de 2016.

Como anticipo de la exposición, que cubrirá 140 años de historia -desde 1875, cuando se fundó el Museo del Crimen de la MET, hasta la actualidad-, hoy se desveló una selección de «objetos o pruebas» que «reflejan la evolución del crimen y las tácticas policiales a lo largo del tiempo», explicó la comisaria Julia Hoffbrand.

Un cojín para alfileres bordado en 1879 con su propio pelo por Annie Parker, una desgraciada mujer alcohólica que fue detenida 400 veces, o el molde del rostro de Daniel Good, un asesino ejecutado en 1872, son ejemplos de las reliquias que hasta ahora permanecían bajo llave en las dependencias de Scotland Yard.

Desde 1875, la MET tiene un Museo del Crimen privado, al que solo han accedido invitados especiales y los detectives de la policía que aprenden su trabajo a partir de casos pasados.

Hewitt subrayó que, lejos de «glorificar el crimen», la intención de la exposición, que en el futuro podría ser permanente, es mostrar la historia que hay detrás de cada caso, «poniendo a las víctimas en el centro».

Hoffbrand, que ha comisariado la muestra con Jackie Keily, precisó que se dividirá en cuatro partes, entre ellas una introducción, una recreación del Museo del Crimen tal como era cuando se fundó en el siglo XIX y una tercera sección donde se analizarán 25 casos significativos.

En este mismo apartado, se mostrarán además objetos organizados por temas, como el terrorismo, el espionaje, el aborto (legalizado en 1967), el fraude o el tráfico de drogas.

La cuarta y última sección será «de reflexión», donde el público podrá sentarse y escuchar testimonios que invitarán a pensar sobre las causas del crimen, señaló la experta.

Entre los casos célebres o que sirvieron para hacer evolucionar la técnica de la investigación policial, destaca el de los Hermanos Stratton, dos ladrones que fueron condenados en 1905 gracias al uso pionero de las huellas digitales.

Podrá verse también el violín de Charles Peace, un ladrón conocido como el «Paganini moderno» que durante el día tocaba por las calles y luego robaba casas con una escalera plegable, y que fue ejecutado en 1879 tras matar al marido de su amante.

Del legendario caso de Jack, el Destripador, se incluyen los apuntes de 1888 del detective Donald Swanson, que identifica a Aaron Kosminski como primer sospechoso, y la carta aparentemente falsa que alguien (al parecer un periodista) envió a una agencia de noticias local firmada como «Jack, el Destripador», lo que dio nombre a la historia.

Entre los objetos más recientes se incluye un ordenador que se confiscó en 2007 tras un atentado contra el aeropuerto de Glasgow (Escocia), cuando un terrorista empotró un coche bomba en la terminal sin causar heridos.

Pese a que la computadora está carbonizada, la Policía consiguió rescatar un 96 % de los datos, lo que permitió vincular el suceso a dos coches bomba hallados el día anterior en Londres.

Los diferentes objetos e historias de esta exposición demuestran que «la naturaleza del crimen cambia según cambia la naturaleza de la sociedad, pero en lo esencial muchas cosas de mantienen igual», dice Hewitt.

Aunque existen muchas variaciones, las causas últimas del crimen también persisten en el tiempo: pasiones, problemas de salud mental, alienación social o pobreza han sido y siguen siendo patrones frecuentes.

Fuente: El Universal

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Aletia Molina